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Trump, candidato al McLean // Contra el T-MEC, una vez más // Aprueban Ley General de Aguas

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▲ Diputados de Morena y aliados festejan la aprobación de la Ley del Agua, que ayer mismo fue enviada al Senado para su discusión.Foto Roberto García Ortiz
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oinciden los especialistas en el tema que el mejor centro de atención siquiátrica de Estados Unidos es el hospital McLean, ubicado en el estado de Massachusetts, y es bueno saberlo porque ésa debe ser la morada de Donald Trump y no la Casa Blanca, pues en sus aires imperiales en ésta cotidianamente amenaza al mundo entero, ordena una cacería de migrantes, organiza invasiones a terceros países, mete la mano en los procesos electorales de otras naciones, cobra “derecho de piso” por medio de su aberrante política arancelaria, es cómplice del genocidio en Gaza, desestabiliza la de por sí frágil economía global, viola los derechos humanos y el derecho internacional, y tantas otras bárbaras ocurrencias que son el pan de cada día.

Será porque constantemente se duerme en la Oficina Oval y cuando logra abrir sus ojitos ya no sabe dónde está ni a quién chantajear, y por ello repite buena parte de las múltiples locuras de su primera estancia en la Casa Blanca, como el más reciente anuncio (vil refrito de la amenaza de su primer periodo presidencial) de que “posiblemente dejaré expirar” el Tratado México-Estados Unidos-Canadá, “elaboraré otro acuerdo” o “llegaré a otro pacto” con sus vecinos del sur y norte, quienes, asegura, “se han aprovechado de nosotros como casi todas las demás naciones”.

En su primer periodo presidencial, el próximo inquilino del hospital McLean anunció que renegociaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, vigente desde 1994) por tratarse, según dijo, del “peor acuerdo jamás firmado; fue un horror”, por lo que, tras una serie de amenazas a México (aún con Peña Nieto en Los Pinos) y Canadá, en 2018 apareció la misma gata pero revolcada: el Tratado México-Estados Unidos-Canadá. Sin embargo, en 2019, ya con López Obrador en Palacio Nacional, nuestro país añadió una serie de normas, para que al final de cuentas el T-MEC entrara en vigor en 2020.

Eso fue en su primera estancia en la Casa Blanca. Ya en la segunda, y como no tiene nada que hacer más que joder a todo el mundo, Trump repite la cantaleta y en uno de sus frecuentes arranques decidió volver a poner en escena el numerito (“o cambia o me voy”), no sin antes repetir hasta el cansancio una de sus quejas: ¿quién pudo haber firmado una cosa como ésa? (el T-MEC), dejando de lado no sólo que ese mecanismo pasó por los tres congresos (mexicano, canadiense y estadunidense), sino que él fue uno de los firmantes de lo que ahora ácidamente cuestiona un día sí y el siguiente también.

Las primeras reacciones a la nueva amenaza del próximo inquilino del hospital McLean sugieren que, al menos en esta ocasión, no le resultará tan fácil. De inmediato, “los tres principales organismos empresariales de México, Estados Unidos y Canadá se pronunciaron a favor de que el T-MEC continúe, lo cual ocurre después de que Trump dijo que dejará morir al pacto trilateral. ‘Durante décadas, el comercio y la integración de cadenas de suministro en América del Norte han generado beneficios económicos significativos para los tres países’, indicaron los organismos en un posicionamiento conjunto” ( La Jornada, Alejandro Alegría).

Tales organismos privados subrayaron que “desde la entrada en vigor del T-MEC, la actividad económica transfronteriza ha aumentado, impulsando el crecimiento, la generación de empleo y la competitividad en los tres países”. Por ello, “preservar esta alianza trilateral esencial, profundizar la cooperación en materia de seguridad económica y restablecer el trato libre de aranceles para todos los bienes que cumplan con las reglas del T-MEC reforzaría la prosperidad a largo plazo de las empresas y los trabajadores de México, Estados Unidos y Canadá. A trabajar de manera expedita para extender y fortalecer el T-MEC” ( ídem).

Sin embargo, dada su avanzada bipolaridad, nada raro sería que mañana Trump alabe los beneficios del T-MEC.

Las rebanadas del pastel:

Aprobada (324 votos en favor, 118 en contra y dos abstenciones) la nueva Ley General de Aguas que tiene muy nerviosos a los barones acaparadores de ese recurso vital ridículamente disfrazados de “campesinos”. En su intento por detenerla en San Lázaro, el más robusto “argumento” de los panistas huachicoleros fue gritar a los legisladores contrarios: “¡Putos, putos!” Bien lo dice el director de la Conagua, Efraín Morales: la nueva ley “es un acto de justicia para México; con mentiras se ha querido meter miedo a los productores; son actos desesperados de aquellos que ven perder sus privilegios, de aquellos que durante años se han enriquecido a costillas de un recurso natural tan preciado para los mexicanos”.

X: @cafevega