Espectáculo en miniatura del diyéi Kid Koala // Mezcla marionetas y sonidos de piano y tornamesa // Cuenta la historia de un insecto que quiere tocar jazz
Lunes 27 de octubre de 2025, p. 4
Guanajuato, Gto., Un insecto diminuto bastó para envolver el Teatro Principal en curiosidad y asombro.
El mosquito de Storyville, la más reciente creación de Kid Koala, formó parte de la edición 53 del Festival Internacional Cervantino y ofreció una fábula sin palabras que mantuvo atentos a decenas de espectadores, incluidos muchos niños, durante la tarde del sábado.
En el escenario, un grupo de artistas dio vida a una ciudad en miniatura donde un mosquito persigue su sueño de tocar jazz. Las marionetas y objetos artesanales se combinaban en miniaturas bajo ocho cámaras que captaban todos los detalles.
Quince intérpretes animaban 75 figuras, manipulaban 20 maquetas y tocaban junto a un trío de cuerdas. Los sonidos de tornamesa y piano complementaban la experiencia y daban la sensación de una película construida en tiempo real ante los ojos del público.
Eric San, conocido como Kid Koala, es un diyéi canadiense que comenzó su carrera a mediados de 1990; destacó como pionero del turntablismo, arte de manipular sonidos a partir de discos y mezclas.
Además de la música, ha trabajado en el cómic, la creación de títeres y la animación, y siempre procura nuevas formas de contar historias. Aunque no pudo asistir a la función cervantina debido a un contratiempo médico, su ausencia no restó fuerza a la función.
El equipo cuidó meticulosamente todos los aspectos del montaje, que conservó la energía de su creador, guiada por la complicidad de quienes han acompañado su visión desde el inicio.
La maquinaria escénica equilibró técnica y ternura, con músicos, titiriteros y operadores de cámara trabajando al unísono para ofrecer un relato que combinó humor, emoción y delicadeza artesanal.
Los asistentes infantiles reaccionaban con risas y exclamaciones ante las peripecias del mosquito, mientras los adultos observaban con atención los detalles: una tela que recreaba el cielo, un reflejo que sugería agua, un cable que parecía un poste de luz.
El diseño de títeres de Patrick Martel, la dirección artística de Corinne Merrell y la fotografía de AJ Korkidakis completaron la maquinaria escénica, mientras compositores adicionales, asistentes musicales y escenógrafos aseguraron que todos los elementos contribuyeran a la historia.
La producción reveló la meticulosidad del trabajo creativo: marionetas, maquetas, luces y música se combinaban para expresar con fuerza las emociones de la historia.
Al finalizar la presentación, los aplausos se extendieron. El diminuto héroe dejó la certeza de que los sueños más modestos también pueden alcanzar el cielo.
Una espectadora comentó: “Mis hijos estaban maravillados. Era como entrar en un sueño que se construye frente a ti”. Otra persona añadió: “Sí valió la pena; volvería a verla. Lástima que no vino Kid Koala, pero aun así estuvo excelente”.
Las historias del insecto y de Eric San, gran seguidor de Chaplin, se entrelazan: ambos siguen un sueño. Como él mismo afirmó: “si logramos sentir empatía por los mosquitos, creo que vamos por buen camino.
“La historia de este simpático animalito nos recuerda que, en la búsqueda de un sueño, siempre hay manos que nos sostienen, aunque sean invisibles, y que incluso la aventura más pequeña puede convertirse en algo extraordinario.”












