Domingo 5 de octubre de 2025, p. 10
Uno de los elementos que han incidido para que en diversos planteles de la UNAM no exista un sentimiento de comunidad son los regímenes salariales diferenciados para maestros en función de su edad y no de sus capacidades o experiencia.
Así lo afirmaron académicas del CCH Sur, quienes lamentaron que dichos esquemas no sólo son injustos, sino que propician el surgimiento de grupos cercanos a los directivos que buscan ocultar los problemas de las escuelas, en vez de identificarlos y denunciarlos, y así evitar casos como el ocurrido hace dos semanas, cuando un alumno mató a otro con un arma blanca e hirió a un trabajador.
En entrevista con La Jornada, una docente del mencionado plantel –quien pidió reservar su identidad– recordó que en 2013 la Rectoría creó el llamado Subprograma de Incorporación de Jóvenes Académicos de Carrera (SIJA), con el propósito de renovar la planta docente de la Universidad, al incorporar a la misma a jóvenes graduados.
Sin embargo, lamentó, en los hechos este esquema propició la división de facto de los maestros entre los beneficiarios de dicho programa y los demás, ya que los primeros tienen plazas de 20 horas de clase semanales frente a grupo, en horarios en bloque, y se les pagan 40, mientras los segundos laboran 30 y se les remunera sólo por ese tiempo.
De igual forma, los académicos jóvenes tienen acceso a un seguro de gastos médicos mayores que cubre íntegramente la UNAM, en tanto los no considerados en esa categoría deben cubrir una parte de dicha prestación.
Uno de los efectos de ese trato diferenciado, alertó, es que los maestros con mejores plazas “se sienten en deuda con la dirección, aunque nunca lo vayan a admitir, y dicen que no hay violencia”, a pesar de los indicios de la inseguridad en la que trabajan los docentes en CCH Sur y otras escuelas.