
l 24 de septiembre, 20 países democráticos del norte y sur global (entre ellos Brasil, Chile, España y Noruega) se reunieron en Naciones Unidas, no sólo para reafirmar un compromiso con la democracia, sino también para desarrollar una agenda que la sostenga y enriquezca.
El grupo al que pertenecen se llama Democracia Siempre (https://t.ly/rG14q), y ha tenido un enorme crecimiento desde su primera reunión celebrada hace un año. Esto se debe al reconocimiento, por parte de sus miembros, de que el retroceso democrático se está acelerando en todo el mundo. Afirmación que vale sobre todo para el país que muchas veces dijo ser la democracia más antigua y fuerte: Estados Unidos, donde Donald Trump viene librando un ataque sostenido contra el orden constitucional desde que regresó a la Casa Blanca en enero.
Asistimos, en diversos países y en el plano internacional, a un avasallamiento del Estado de Derecho, con un resultado de corrupción desenfrenada, violaciones de los derechos humanos básicos y de las garantías procesales y una erosión sistemática de las instituciones. Se desmantelan ante nuestros ojos viejos mecanismos de protección de las libertades y del bienestar, y se atacan la libertad académica, la libertad de prensa y muchas otras.
En estos tiempos oscuros, Democracia Siempre es un rayo de esperanza. Sus miembros siguen comprometidos con la defensa de la democracia y del estado de derecho, y dan el ejemplo a los timoratos, a los que han acobardado las bravuconadas de Trump. Dejan bien claro que la soberanía nacional y la democracia son innegociables. Se niegan a imitar el ejemplo de Esaú, que vendió su primogenitura por un plato de lentejas.
Como economista que ha estudiado las razones por las que hoy tenemos una vida mucho más larga y con mejor calidad que hace 250 años, entiendo la importancia de los valores de la Ilustración y el papel de la ciencia como herramienta para comprender el mundo que nos rodea. El progreso material sin precedente que hemos logrado en la edad moderna se debe a nuestro compromiso con la razón y la libertad.
Los pensadores de la Ilustración nos enseñaron que podemos diseñar instituciones para coordinar las acciones individuales, facilitar la cooperación y hacer que las sociedades funcionen mejor. Es importante, porque los humanos somos seres sociales. Siempre hemos podido hacer mucho más trabajando juntos que solos, y en esta sociedad altamente urbanizada y globalmente integrada, no nos queda otra opción que cooperar.Además, el legado crucial de la Ilustración incluye las instituciones que nos permiten determinar y evaluar la verdad, requisito para el buen funcionamiento de la economía y de la democracia.
La democracia y el estado de derecho son un baluarte esencial contra los abusos de poder y son fundamentales para la preservación de los derechos humanos. La historia es testigo de lo que ocurre cuando se los abandona o desmantela.
En el caso particular de la ONU, se creó para ayudar a garantizar la paz en el planeta tras la Segunda Guerra Mundial. Compartimos un mismo mundo, de modo que necesitamos un organismo mundial, el derecho internacional y la cooperación multilateral para obtener paz, estabilidad y prosperidad compartida.
Hace pocos días, en cercanías de la segunda reunión mundial de Democracia Siempre, 43 premios Nobel de una amplia variedad de disciplinas firmaron una carta (https://t.ly/oN0cx) de apoyo a la iniciativa y a una agenda para el logro de sus objetivos. Esta agenda incluye fortalecer las instituciones, dar respuesta a la desigualdad de ingresos y combatir la desinformación en Internet. Y, sobre todo, los firmantes convalidaron su compromiso con la razón. Son personas cuyas ideas no necesariamente coinciden, pero todas están de acuerdo en que los hechos no pueden ni deben ser falsificados. Saben que fue la adherencia a los valores de la Ilustración la que hizo posible los descubrimientos que les valieron el Premio Nobel.
Nuestro razonamiento sobre el mundo debe basarse en hechos, y los hechos son resultado de la investigación científica y de la recopilación objetiva de noticias. La información y el periodismo de alta calidad son necesarios para informar a la opinión pública, para promover una participación cívica constructiva y para preservar la democracia. La libertad de expresión es un derecho humano con reconocimiento internacional. Igual que la libertad académica, es indispensable para garantizar la rendición de cuentas de los gobiernos y evitar una acumulación de poder contraria a la democracia.
Pero las acciones de muchos gobiernos han tenido un efecto intimidante sobre esas libertades. Los poderosos han recurrido a demandas por difamación y otros medios para silenciar a los periodistas, mientras las megatecnológicas permiten a sus plataformas amplificar la desinformación y contaminar el ecosistema informativo. A esto se suma el riesgo de que la IA generativa agrave la situación, sin mencionar el hecho de que quienes entrenan los modelos han estado robándoles a los medios de comunicación tradicionales y otros, lo que los desincentiva de seguir produciendo información de alta calidad. Tecnologías que podrían mejorar la forma de difundir y procesar la información plantean un riesgo cierto de degradar todavía más el ecosistema informativo (por eso el énfasis de Democracia Siempre en este tema).
Una característica esencial de la democracia es que todos tienen voz: una persona, un voto. Pero esto no puede funcionar cuando unos pocos multimillonarios controlan lo que se ha convertido en el ágora global.
El sistema de frenos y contrapesos está condenado a desmoronarse en un contexto de creciente desigualdad económica, porque detrás de ella viene la desigualdad política, donde los intereses oligárquicos emplean los recursos a su alcance para torcer las reglas a su favor.
Hay además otra razón por la cual es fundamental hacer frente a la desigualdad: el buen funcionamiento de la democracia exige un mínimo de solidaridad dentro de la comunidad. Pero las desigualdades extremas del presente, combinadas con un ecosistema de medios hiperpolarizado, han destruido la cohesión social.
Demasiado tiempo se ha dado por sentado que la democracia y los derechos humanos estarían allí siempre, y ahora sabemos que fue un error. Mantener y mejorar estas instituciones demanda un esfuerzo continuo. El movimiento Democracia Siempre ofrece la esperanza de que aún es posible.
*Premio Nobel de Economía, ex economista principal del Banco Mundial y ex presidente del consejo de asesores económicos de la presidencia de Estados Unidos, es profesor distinguido en la Universidad de Columbia y autor de The Road to Freedom: Economics and the Good Society (W. W. Norton & Company, Allen Lane, 2024).
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Firmaron la carta de apoyo a Democracia Siempre los siguientes premios Nobel:
Maria A. Ressa, Premio Nobel de la Paz, 2021; Klaus vonKlitzing, Premio Nobel de Física, 1985; Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura, 1986; Óscar Arias, Premio Nobel de la Paz, 1987; Elias J. Corey, Premio Nobel de Química, 1990; Richard J. Roberts, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 1993; José Ramos-Horta, Premio Nobel de la Paz, 1996; William D. Phillips, Premio Nobel de Física, 1997; Jody Williams, Premio Nobel de la Paz, 1997; Louis J. Ignarro, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 1998; Anthony J. Leggett, Premio Nobel de Física, 2003; J. M. Coetzee, Premio Nobel de Literatura, 2003; Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz, 2003; Aaron Ciechanover, Premio Nobel de Química, 2004; Barry J. Marshall, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2005; John C. Mather, Premio Nobel de Física, 2006; Edmund Ned Phelps, Premio Nobel de Economía, 2006; Andrew Z. Fire, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2006; Roger D. Kornberg, Premio Nobel de Química, 2006; Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura, 2006; Eric S. Maskin, Premio Nobel de Economía, 2007; Mario R. Capecchi, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2007; Martin Chalfie, Premio Nobel de Química, 2008; Jack W. Szostak, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2009; Leymah Gbowee, Premio Nobel de la Paz, 2011; Tawakkol Karman, Premio Nobel de la Paz, 2011; May-Britt Moser, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2014; Edvard I. Moser, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2014; Joachim Frank, Premio Nobel de Química, 2017; Richard Henderson, Premio Nobel de Química, 2017; Michel Mayor, Premio Nobel de Física, 2019; Gregg L. Semenza, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2019; Peter J. Ratcliffe, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2019; Roger Penrose, Premio Nobel de Física, 2020; Guido W. Imbens, Premio Nobel de Economía, 2021; Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura, 2022; Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz, 2023; Geoffrey Hinton, Premio Nobel de Física, 2024; Daron Acemoglu, Premio Nobel de Economía, 2024; Gary Ruvkun, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 2024; Oleksandra Matviichuk, Centro para las Libertades Civiles, Premio Nobel de la Paz, 2022; el Dalai Lama, Premio Nobel de la Paz, 1989.