Quito. Una audiencia de habeas corpus a favor de Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador, se cumplió ayer por vía telemática, con lo que se incumplió la orden del juez correspondiente. Tampoco asistió el delegado del ministerio de Salud que debía presentar los resultados de sus exámenes médicos, lo que impidió su posible liberación, aunque este sábado se retomará la diligencia a las 8:30 de la mañana.

Al inicio de la audiencia, Glas denunció tratos crueles e inhumanos desde que fue secuestrado de la embajada de México, en abril de 2024.

Sin mediar ninguna justificación, el Estado dispuso su comparecencia por Zoom desde la prisión de máxima seguridad conocida como Cárcel del Encuentro. El habeas corpus se rige por el principio de “cuerpo presente”, para permitir al juez ejercer control directo sobre la situación de salud y sicológica de Glas.

El 2 de octubre pasado, el ex vicepresidente cumplió la pena de ocho años impuesta en un polémico juicio. Sin embargo, el 30 de junio de 2025, la Corte Nacional de Justicia lo sentenció a 13 años adicionales de prisión por el delito de peculado en el denominado caso Reconstrucción de Manabí, en el que no hay un solo contrato firmado por él.

Cuestiona abogada la ausencia física

“La comparecencia telemática no es la regla, sino una excepción que debe ser expresamente justificada por el Estado y ser compatible con el control judicial efectivo. La no presentación física constituye un hecho procesal relevante, especialmente cuando existen alegaciones vinculadas a salud, integridad personal y condiciones de detención”, explicó Sonia Vera, abogada de Glas.

Al no asistir a la audiencia los delegados del ministerio de Salud Pública, no se pudieron conocer los exámenes médicos ni el verdadero estado de salud del ex vicepresidente, lo que sólo puede ser certificado por esa entidad estatal.

En su intervención, Glas narró que sufrió tratos degradantes que contribuyeron, junto con la falta de atención médica, a desmejorar su salud. “Hay que destruir la falacia de las atenciones médicas que solamente consisten en venir a tomar la presión y medir el oxímetro en la sangre”, indicó el ex vicepresidente.

Glas permaneció en prisión de octubre de 2017 a septiembre de 2023, cuando obtuvo medidas cautelares tras los beneficios de ley que se otorga a los detenidos por buen comportamiento y por no presentar riesgo de fuga.

En diciembre de 2023 se asiló en la embajada mexicana en Quito y el 5 de abril de 2024 la policía invadió esa sede diplomática y se lo llevó preso. Ya en ese momento se conocía que padecía de espondilitis anquilosante, hipertensión, colitis, gastritis, estreñimiento crónico y trastorno generalizado de ansiedad, así como depresión grave y profunda, entre otras enfermedades.

En la audiencia mencionó además una tortura sicológica sistemática. Por ejemplo, exceso de ruido cuando encienden un extractor de aire industrial, desde la madrugada, por 16 horas. “El sonido es más fuerte que una fábrica”, indicó Glas.

Hasta el 10 de noviembre de 2025 se le mantuvo en la cárcel de máxima seguridad La Roca, en Guayaquil, pero por orden del presidente Daniel Noboa, se le trasladó a la del Encuentro, que lleva 35 por ciento de su construcción y no tiene condiciones de salubridad.

Para el jurista y experto en temas penales, Joffre Campaña, el ex vicepresidente estaría en detención indebida. Explicó que Glas ya cumplió su pena y que, conforme a la ley, debería recuperar su libertad.