El trabajo exploró los oficios del telar mapuche y la arpillera, compartidos por mujeres en talleres ofrecidos en el recinto renombrado Víctor Jara
Lunes 22 de diciembre de 2025, p. 8
Santiago. El legado del poeta y cantautor chileno Víctor Jara sigue entre el pueblo de Santiago, hasta la fecha se siguen recordando sus poemas y canciones, pero sobre todo sus últimos momentos de vida en el Estadio Chile.
Actualmente la fundación que lleva su nombre, creada por su viuda Joan Jara en 1993, realizó un libro que relata la historia que se vivió en ese sitio mediante tejidos del telar Mapuche.
“¡Canto qué mal me sales cuando tengo que cantar espanto!, espanto como el que vivo, como el que muero, espanto…”, escribió Jara en Estadio Chile horas antes de ser asesinado en 1973.
El recinto, que dio nombre a ese poema, entonces conocido como Estadio Chile y hoy Estadio Víctor Jara, ubicado en Arturo Godoy 2750, Santiago, funcionó como centro de detención tras el golpe militar, entre septiembre y noviembre de ese año.
Ahí, Jara pasó cuatro días sometido a tortura sin que lograran silenciarlo: durante ese encierro escribió su último texto, también conocido como Somos cinco mil. Fue asesinado el 16 de septiembre de 1973.
El 11 de septiembre de 2003, el Estadio Chile cambió el nombre a Víctor Jara, en homenaje al cantante asesinado. En la actualidad alberga nueve sitios de memoria, los que dan cuenta de la historia de los ex prisioneros tras el golpe de Estado de 1973, encabezado por el general Augusto Pinochet.
Víctor Jara fue uno de los artistas integrantes de la Nueva Canción Chilena, movimiento musical y cultural de los años 60 y 70, que fusionó el folclor tradicional chileno con letras de fuerte contenido social y político.
Jara fue ícono de la canción de protesta, el autor de Te recuerdo Amanda y Plegaria del labrador, también realizó coreografías y trabajos teatrales, convirtiéndose junto a Violeta Parra en un reconocido músico popular chileno.
Durante el periodo presidencial de Salvador Allende Gossens (1970-1973), el mandatario siempre reconoció el papel que la cultura tuvo en su victoria. En ese tiempo, Víctor Jara se comprometió con el proyecto de Allende y puso su arte al servicio de la causa.
La figura de Jara se convirtió en un peligro para la dictadura militar que derrocó al gobierno de la Unidad Popular, coalición política de izquierda que llevó al poder a Allende.
A 52 años del asesinato del músico, muchos chilenos, jóvenes o adultos, continúan escuchando sus temas y recordando su legado, como un hecho de justicia, la figura de Víctor Jara se encuentra en la memoria colectiva chilena.
Justicia postergada
Sin embargo, la justicia penal llegó con medio siglo de retraso. El 28 de agosto de 2023, la Corte Suprema de Chile ratificó la sentencia que condenó a siete militares a prisión por el secuestro, tortura y asesinato de Víctor Jara y Littré Quiroga, este último fue abogado y político chileno militante del Partido Comunista, que se desempeñó como director general del Servicio de Prisiones durante el gobierno del presidente Salvador Allende.
Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf y Juan Jara Quintana y Hernán Carlos Chacón Soto fueron condenados a 25 años de prisión por homicidio y secuestro.
Otro inculpado, Rolando Melo Silva, recibió una condena de ocho años por encubrir los crímenes.
Chacón Soto se suicidó un día después, cuando iba a ser detenido y trasladado a prisión.
También nombrado Monumento Histórico, “el coliseo fue el centro más grande de detención en Chile entre septiembre y noviembre de 1973, donde, a su vez, el camarín norte del Centro de Piscinas, el ‘caracol’ sur y el túnel sur poniente del Velódromo fueron lugares de reclusión de miles de detenidos políticos, donde se realizaron interrogatorios, torturas y fusilamientos, todo tipo de vejámenes a la dignidad humana y a los derechos establecidos en la Constitución y las convenciones internacionales sobre la materia”, se lee en la página de la fundación Víctor Jara.
Contra la violencia y la exclusión
El pasado mes se realizó en el estadio un libro bordado que narra la historia del Estadio Víctor Jara y es una muestra de telar mapuche, titulado Manos creadoras, el cual reúne los trabajos producidos en los talleres que se ofrecen en ese sitio.
En una ceremonia se entregó un diploma y un obsequio a cada una de las participantes de los talleres textiles. La interpretación musical de Lissette Vega y Denisse Farías con canciones como Manifiesto y Lo único que tengo, de Víctor Jara, amenizaron el acto.
El proyecto de la Fundación Víctor Jara ayudó a recrear la historia del ex Estadio Chile por medio de la técnica del chañuntuko, arte textil ancestral del pueblo mapuche originario de Chile.
Este trabajo exploró los oficios del telar mapuche y la arpillera, permitiendo a mujeres de distintas edades y territorios del país andino compartir saberes, relatos y memorias mediante la creación. En este proceso, el arte textil se convirtió en una herramienta expresiva, reparadora y constructiva de espacios colectivos de contención frente a experiencias de violencia y exclusión.











