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La inteligencia artificial va
L

o más reciente que hemos podido indagar acerca de la inteligencia artificial (IA) ha sido acerca de los avances que la República Popular China está logrando en la materia. Es una característica de la cultura china, avanzar aun en medio de grandes problemas.

Nos preguntamos: ¿por qué avanza China casi en todos los rubros? Porque cuentan con la voluntad para hacerlo, en primer lugar, y en segundo, porque tienen una industria energética sólida. Y cuentan con la suficiente para destinarla a aquellos programas que le van a retribuir en cualquier sector.

El esfuerzo para crear la mejor tecnología debería ser tarea mundial, en la que intervengan aquellos países con desarrollo científico-tecnológico y cuyo beneficio sea universal, apoyando indistintamente a aquellas naciones de escasos recursos.

El gobierno de Xi Jinping cuenta con un desarrollo en infraestructura energética muy avanzado, y esta es una gran ventaja sobre los países que también están investigando y utilizando la IA. Hasta el momento, aunque con menor gasto que Estados Unidos, China está invirtiendo un total de 98 mil millones de dólares, alrededor de 700 mil millones de yuanes, hasta el presente año. La inversión es tanto privada como oficial. El incremento de 2024 a la fecha ha sido de 48 por ciento; la finalidad es la competitividad, especialmente con la administración de Trump. El gobierno chino tiene la meta de demostrar que su modelo productivo por medio de la IA es mucho más efectivo que el estadunidense.

Es un principio de ética compartir los hallazgos tecnológicos; el beneficio debe ser para la sociedad humana. Sin embargo, una gran preocupación acerca del perjuicio laboral que implica la utilización indiscriminada de la IA es la sustitución del trabajo humano. En este aspecto, también China nos lleva bastante ventaja.

Lo dijimos en el artículo anterior: las fábricas manejadas por obreros y obreras tendrían que desaparecer como las conocemos actualmente. Con la IA ya no se necesitarían personas para la fabricación de cosas. Una cantidad mucho mayor de productos se realizaría en el menor tiempo y a muy bajo costo. Ésta es la preocupación más inquietante en la actualidad.

No es en sí la tecnología que creó la IA la que sigue causando polémica: es la forma como se está utilizando y la estrategia para enfrentar los aspectos negativos, éstos ya han empezado a causar rechazo. La IA se está perfilando en contra de la mano de obra humana. Ya no hablamos de un futuro cercano, el problema ya empezó. Las múltiples protestas están a la orden del día en estos momentos en varios países. Las diversas empresas que han caído en la tentación de abaratar su producción en perjuicio de su planta de trabajadores y trabajadoras también están siendo cuestionadas.

Por un lado, se habla de grandes beneficios en favor de la calidad de vida; sin embargo, no se ve claro por dónde llegaría ese gran beneficio del que hablan para la clase obrera. El tema ya ocupa los encabezados en periódicos de todo el mundo, y las horas de transmisión por todos los medios de información para hablar de las bondades y los perjuicios de la IA se han multiplicado. Sin embargo, falta mucho que explicar y, sobre todo, mucho que legislar para que las situaciones adversas no se multipliquen, como ha sucedido a lo largo de la historia. No permitamos que el intelecto, el talento y la capacidad humana para resolver problemas sea sustituido sin ninguna retribución, como ya ha sucedido en la mayoría de los casos. Estamos hablando no sólo de la paz social, estamos hablando de consecuencias más devastadoras: nos referimos a la pobreza mundial que puede generar la IA.

Recordemos el ejemplo del descubrimiento de la fisión nuclear por los científicos Otto Hahn y Fritz Strassmann en 1938, quienes lograron separar un átomo de uranio y generar gran cantidad de energía. Gracias a este descubrimiento se ha podido utilizar la nuclear para generar energía eléctrica y dejar la quema de hidrocarburos. Pero mentes distorsionadas utilizaron el beneficio del uranio para crear armas de destrucción masiva. El resultado en Nagasaki e Hiroshima ha sido una gran herida para la humanidad. Nos oponemos a que suceda lo mismo con la IA.

Queremos referirnos a una frase importante que escuchamos en la película Jurassic Park, dirigida por Steven Spielberg, en la que el personaje del doctor Ian Malcolm, interpretado por Jeff Goldblum, reflexiona sobre la creación por medio de modelos de inteligencia artificial y sobre la ética que debería prevalecer sin cuestionamiento alguno. Las empresas corporativas no están preocupándose por el efecto nocivo de las nuevas técnicas, como la IA; el doctor Malcom reflexiona: “están más preocupadas por saber si pueden hacerlo a si deben hacerlo”. Y nuestra pregunta es: ¿en realidad nos hace falta utilizar la IA para la producción o reproducción de cualquier cosa?

El desarrollo de la IA va. Pero entonces presionemos para que la legislación acerca de su uso vaya un paso adelante. Ya está en el mercado la venta de un perro robot, con las mismas características de un cachorro. No es necesario sacarlo a pasear ni darle de comer. ¿Podrá este artefacto sustituir el afecto que proporciona una mascota real? ¿Llegaremos al extremo de crear bebés robots para satisfacer el instinto materno y paterno de las personas que no quieren responsabilidades? No lo sabemos. Lo que sí deseamos es una sociedad cada vez más humana, inteligente, solidaria, responsable y ambientalista.

(Colaboró Ruxi Mendieta)

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