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Historias judiciales

Único Zoológico de Monterrey

Caso de maltrato a osa destapa crueldad y tráfico de animales en La Pastora

Veterinarios hacen denuncia penal // Temen que el hecho se use para cerrar el sitio y especular con sus terrenos

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▲ Una muestra clara de negligencia es la mala alimentación del rinoceronte, cuyos huesos son visibles.Foto Sanjuana Martínez
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de octubre de 2025, p. 11

El descubrimiento de las condiciones de abandono en que vivía la osa Mina, en condiciones deplorables de salud, en el zoológico La Pastora, a cargo del gobierno de Samuel García, ha desvelado una trama de tráfico de especies, negligencia criminal y maltrato de cientos de animales: un auténtico centro de tortura y confinados sin protocolos ni estándares óptimos de bienestar.

Las denuncias contra el maltrato en ese parque no son nuevas. Activistas, veterinarios y animalistas llevan años exhibiendo la crueldad y el confinamiento indebido. Por eso los veterinarios Santiago Reza Farías, representante del Consejo Municipal de Bienestar Animal de Monterrey; Jorge Antonio Espinosa Robles, del Colegio de la Sociedad Mexicana de Médicos Veterinarios en Animales de Compañía, y Raúl Eduardo Ayala Balderas, secretario del Sindicato Nacional de Médicos Veterinarios, interpusieron la denuncia penal 122067/2025 ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León y su Unidad Especializada en Delitos Ambientales y Contra los Animales, por falta de cuidados a la osa Mina y contra quienes, por acción u omisión, resulten responsables del maltrato en la custodia, manejo y atención de más de 500 ejemplares.

Preocupado por el abandono de ese lugar de escaso presupuesto, el veterinario zootecnista Reza Farías, con una larga trayectoria en defensa de los animales, en entrevista con La Jornada exigió que se deslinden responsabilidades de los culpables y dijo que espera que el hecho no sea premeditado, ya que sería muy lamentable que la falta de atención sirviera para que el gobierno cerrara el único zoológico de Monterrey y especulara con sus terrenos.

“Como gremio, tenemos una preocupación muy grande. No es posible que cobren su sueldo como médicos veterinarios y no estén haciendo su trabajo, y si la excusa es que no hay recursos, hay un conflicto importante de ética. La osita Mina tiene síntomas de una enfermedad sistémica que afecta a otros animales en el zoológico, donde no están cumpliendo con la función de preservar la fauna silvestre ni reproducirla o cuidarla. Hay maltrato”, asegura.

El horror

Caminar por La Pastora es entrar a un lugar de horror. Durante un recorrido de este diario se pudo observar que los hipopótamos no tienen un bebedero limpio, nadan en su propio excremento e ingieren agua contaminada; los loros están hacinados en pequeñas jaulas con comederos y bebederos también infectados con sus desechos orgánicos, y según testimonios de los propios trabajadores, la chimpancé Lala está sola desde hace casi 40 años y muestra problemas conductuales por esa circunstancia, mientras su lugar está en pésimas condiciones, sin limpieza.

Los casos más evidentes de maltrato incluyen al rinoceronte en condiciones deplorables: sumamente delgado, exhibiendo sus huesos. Tiene cerca de 40 años y a pesar de estar en peligro de extinción nunca le han buscado una pareja para reproducirse. El único elefante está en malas condiciones de cautiverio y también en soledad, en un lugar con piso de concreto, por lo que tiene grietas en las patas.

Para el biólogo Roberto Chavarría Gallegos, ex director de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, dependencia que antes administraba el zoológico La Pastora, la situación es muy grave. “Cuando yo llegué ahí estaba olvidado. Era un muladar, algo terrible; por ejemplo, el herpetario estaba muy sucio, lleno de cucarachas. Los trabajadores, la mayoría agremiados en el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado, no tenían voluntad, no trabajaban y no podía despedirlos ni cambiarlos”.

Afirma que posee información actualizada sobre el sitio y que los siete veterinarios que ahí trabajan son burócratas sin interés real en los animales: “Ya no tienen la vocación de un médico que juró defenderlos; ya no la tienen”.

El personal sale a las tres de la tarde y no hay guardias: “Recuerdo que cuando nació un búfalo, un sábado a las tres de la tarde, nos dimos cuenta de que ya no había personal. Cuando quise escalonar los horarios con los empleados, pusieron el grito en el cielo y se negaron, apoyados por el sindicato”.

Añade: “No se podía trabajar. El laboratorio estaba abandonado, nunca hacían exámenes a los ejemplares. La pintura que usaban para pintar las jaulas tenía plomo. Me di cuenta de que los animales carecían de un esquema de vacunación y de un programa de medicina preventiva”.

Chavarría Gallegos dice que luego de denunciar todas las irregularidades le hicieron “la vida imposible”, por lo que sólo duró cuatro meses en el puesto, pues le montaron una campaña de acoso y difamaciones.

Asegura que han muerto cuatro jirafas por descuido, mientras en otros zoológicos se reportan nacimientos. La dieta de los carnívoros, lamenta, son restos de cadenas de supermercados e incluso les dan salchichas y carnes frías vencidas donadas, y los felinos son obligados a comerlas.

Le sorprendió, agrega, ver que en La Pastora era común la venta de crías de antílopes, venados y dromedarios a ranchos de cacería. “Un grupo grande de venados cola blanca fueron donados al rancho de Rodolfo Farías Arizpe en varias entregas; él era funcionario, fue secretario de Desarrollo Agropecuario en la pasada administración”.

Hace dos años se donaron cuatro tigres de bengala blancos y siete lobos canadienses a Ostok Sanctuarym, de Ernesto Zazueta Zazueta, quien ha sido señalado por “tráfico de animales” (ver el reportaje publicado en La Jornada “Trafican con animales en riesgo de extinción con aval de Semarnat”).

–¿Crees que en La Pastora hay tráfico de animales?

–Sí, totalmente. Hubo una salida de dromedarios medio rara –se perdieron–; además, unas tortugas muy grandes desaparecieron de la nada. Cuando pregunté me dijeron “se las robaron” y puse la denuncia. Tenemos excedente de borregos y todos los zoológicos tienen intercambios sanos, pero no en ése. Dan animales a ranchos cinegéticos a cambio de alimento o medicina, pero me di cuenta de que en ninguna parte tenían registrado eso. Además, han vendido ejemplares muy baratos y de manera sospechosa.

Explica que falta capacidad técnica porque se necesitan nuevos veterinaros, hábitats adecuados y una investigación sobre la salida de animales de forma sospechosa, ya que no hay transparencia en los nacimientos y muertes.

“Descubrí dos cuartos fríos que tenían llenos de animales muertos desde hacía años: cocodrilos, capibaras. Los refrigeradores están llenos de los que van acumulando. Al lugar lo llaman la clínica. Tienen medicamentos con la leyenda ‘no tan caducos”. Además, hay unas mazmorras escondidas donde están confinados ciertos animales.

Explica que los accidentes y muertes por falta de atención son comunes. Así, recientemente, un león blanco murió ahogado en una fosa, pero los empleados se dieron cuenta horas después: “Todas las muertes han sido culpa del personal y sus malas prácticas. Por ejemplo, no cerrar con un alambre un lugar para que no se metieran ratas, tacuachas o mapaches a comerse a los canguros, los patos o los huevos de pavorreales. La elefanta Pancha falleció por enfermedades no atendidas y por haberla dejado encerrada entre cemento muchos meses”.

También afirma que los reptiles no tienen parámetros adecuados para mantenerse en buenas condiciones, no se regula la luz, la humedad ni la temperatura, lo que es muy grave para ellos: “Me han informado de que una hembra jaguar –especie en peligro de extinción– murió recientemente, y no se han esclarecido las motivos”. Es común, agrega, que los felinos presenten signos de rinotraqueitis, provocada por un virus que transmiten los gatos ferales que entran y salen de La Pastora sin ningún control. También los perros callejeros ingresan en la noche en jauría y han matado multitud de flamingos, canguros y venados.

“El aviario tiene varios tramos de malla rota, por donde entran en la noche tlacuaches y mapaches que se comen los huevos o las aves adultas. Los lobos mexicanos se mantuvieron separados varios años para que no se reprodujeran, a pesar de estar en un programa internacional de reproducción para salvar la especie.

“También tienen una cuarentena de aves escondida detrás del refugio de la chimpancé, llena de loros enfermos y hacinados, pero está escondida en un antiguo local de comidas. Acaba de morir una jaguar por causas no muy claras”.

Piden cese de funcionarios

Grupos de la sociedad civil han solicitado el cese inmediato de todos los funcionarios involucrados en el desastre de La Pastora. La semana pasada fue destituido el director, Gustavo Sepúlveda Villarreal, pero el Colegio Sociedad Mexicana de Médicos Veterinarios en Animales de Compañía, SC y el colectivo Somos 100, exigió a través de una carta al gobernador Samuel García el despido inmediato de las seis personas asalariadas del gobierno implicadas en la “tortura animal”, así como su inhabilitación por no menos de 10 años, además del retiro de su cédula.

Los denunciados son: Bernardo Bichara, presidente del Consejo de Administración del Parque Fundidora; Jean Joseph Léautaud, director general del mismo; los veterinarios José Luis Perales, Karina Ramos, Nadia de la Garza y Mariela Guzmán. “Consideramos que individuos con esa falta de ética y calidad humana no deben permanecer vinculados”, asientan.