Banco de México
n país se vuelve confiable cuando funcionan sus instituciones. México se ha colocado entre las naciones respetables por la fuerza de sus instituciones, en especial el Banco de México, que cumplió 100 años.
La solidez de un banco central es clave para el desarrollo porque genera confianza en la moneda y en el manejo de recursos financieros. La emisión monetaria en forma monopólica y el control de la inflación son dos de sus funciones básicas.
Gracias al buen desempeño del Banco de México, nuestra moneda se encuentra entre las más reconocidas del mundo. Cuando se sobre o subvalúa una moneda hay especuladores profesionales que apuestan en su contra y a la larga pierde el país, con cambios bruscos en las cotizaciones; esto ha sucedido incluso con el dólar y la libra esterlina, pero por ahora el peso mexicano se mantiene con solidez en el concierto internacional.
La confianza es difícil de construir. Desde el siglo XIX hasta la Revolución Mexicana prevaleció la inestabilidad monetaria. La banca privada emitía su propia moneda con el respaldo de su capital, pero cuando entraba en crisis su papel perdía valor. Un ejemplo claro de este fenómeno se presentó en la revolución con los bilimbiques, una promesa de pago que emitían empresas privadas como Cananea, gobiernos locales o líderes revolucionarios, como Francisco Villa (las sábanas de Villa).
Estos papeles se intercambiaban por mercancías, pero cuando se perdía la confianza en el emisor no servían ni para comprar un dulce. Al final de la Revolución todos desconfiaban de los bilimbiques y sólo se aceptaba moneda metálica.
A partir de 1925 el Banco de México trajo estabilidad financiera y monetaria, aunque no siempre cumplió adecuadamente sus funciones. Con Echeverría y López Portillo, por ejemplo, perdió autonomía. Estos gobernantes desquiciaron las arcas públicas y usaron el dinero como si fuera de su bolsillo en gastos irracionales. Al final de este periodo se presentó una gran crisis que empobreció al país.
Después de ese proceso, el Banco de México ganó autonomía para no depender de los caprichos de un gobernante. Ahora se mantiene como una institución autónoma, de gran prestigio, que genera confianza en la moneda y en el manejo de sus recursos.