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Militarismo y colapso climático
L

as guerras, el armamentismo y los conflictos bélicos, son un factor notorio de empeoramiento de la crisis climática, al mismo tiempo que todo ello causa más migraciones, desplazamientos masivos y muchos otros sufrimientos humanos e impactos al medio ambiente. Paradójicamente la seguridad climática, incluyendo el despliegue de ejércitos en emergencias climáticas, se usa como argumento adicional para justificar el aumento de gasto y actividades militares, afirmando así ese círculo vicioso.

A nivel global, si se suman las emisiones de gases que causan el cambio climático de todos los ejércitos como si fueran un país, éste quedaría en el cuarto puesto de la lista de los mayores emisores globales. Pese a ello, reportar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los ejércitos no es obligatorio y hasta hace unos años ni siquiera se tenían en cuenta en los reportes por país al convenio sobre cambio climático de Naciones Unidas (La Ruta del Clima, 2025, Crisis climática, militarismo y violencia, https://tinyurl.com/ymkbnma6).

En esa lista, el ejército de Estados Unidos, principal emisor de gases de fuente militar, ocuparía el puesto 47. Por si fuera poco, este 7 de abril de 2025, el presidente Trump anunció –posando sonriente junto al genocida Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel– que aumentará el presupuesto militar estadunidense a un billón de dólares, una cifra sin precedente. Esto se financiará, agregó, con los fondos que el multimillonario Elon Musk está recortando a través del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental. Musk está haciendo severos recortes en salud, educación, ciencia, fiscalización y protección al medioambiente, entre otros (https://tinyurl.com/bdewdb9j).

Adicionalmente, en sus primeras órdenes ejecutivas, Trump ordenó que Estados Unidos se retirara del Acuerdo de París, el cual propone limitar el cambio climático, y estimular que se abran nuevas fuentes de explotación de gas y petróleo, al tiempo que cortar los apoyos a energías renovables, contribuyendo con todo ello a un aumento más acelerado del caos climático.

El reciente informe El clima bajo fuego cruzado, del Trasnational Institute y otras organizaciones, analiza el papel de los ejércitos y especialmente de los países de la OTAN, en la crisis climática. Señala que las emisiones de todos los ejércitos del globo ya representan 5.5 por ciento del total de emisiones de gases de efecto invernadero, tomando en cuenta combustibles, mantenimiento, conflictos bélicos y otras operaciones (Transnational Institute, Stop Wapenhandel, Tipping Point, Centre Delàs, 2025, https://tinyurl.com/3zbdmara).

El gasto global militar ha alcanzado un máximo histórico de 2.24 billones de dólares, de los que más de la mitad provienen de los 31 estados miembros de la OTAN. No obstante, está previsto que ese gasto aumente exponencialmente. El objetivo es que todos los países de la OTAN dediquen como mínimo 2 por ciento de su producto bruto interno (PBI) a las fuerzas armadas y que al menos 20 por ciento de esa cifra se dedique a equipamiento. Aunque el objetivo fue fijado en 2006, es a partir de la guerra en Ucrania que aumentó la presión sobre los estados miembros para cumplirlo, para hacer frente a la amenaza rusa. Si bien la historia reciente de Rusia está marcada por varios conflictos militares, como en Ucrania y Georgia, el informe citado indica que incluso antes de llegar a un gasto de 2 por ciento del PIB, el gasto militar de los 31 estados de la OTAN fue 16 veces superior al de Rusia y sus aliados regionales.

Si todos los países de la OTAN cumplen el objetivo de aumento de gasto militar a 2 por ciento del PIB, la huella de carbono de esos ejércitos superará la de toda Rusia, un país productor de petróleo y uno de los mayores emisores globales. Se hace así hace aún más lejano alcanzar el objetivo fijado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que basado en cientos de estudios y análisis científicos, señala que para no exceder 1.5 por ciento de aumento de temperatura media global se deben hacer reducciones de emisiones de GEI de 43 por ciento pare el año 2030.

El objetivo de la OTAN de un 2 por ciento del PIB en gasto militar, inviabiliza esta meta y a ello se suman las drásticas medidas anticlima de la administración Trump.

La gran beneficiaria de los objetivos de la OTAN es la industria armamentista y las guerras. El informe muestra que las exportaciones de armas de miembros de la OTAN van a 39 de los 40 países más vulnerables al cambio climático, 17 en situación de conflicto, 22 en regímenes autoritarios con represión interna, 26 son países con baja puntuación en desarrollo humano y nueve sometidos a embargos de armas por parte de la ONU (https://tinyurl.com/3zbdmara).

El militarismo y su expansión son factores determinantes del colapso climático y para mantener las injusticias socioambientales.