Damasco. El grupo Saraya Ansar al Sunna reivindicó el atentado con artefactos explosivos improvisados en una mezquita alauí, minoría a la que pertenece el derrocado ex presidente Bashar al Assad, en la ciudad siria de Homs, que dejó al menos ocho muertos y más de 20 heridos.

“Por la gracia de Dios todopoderoso, los muyahidín (combatientes islámicos fundamentalistas) de las Brigadas Ansar al Sunna, en cooperación con muyahidín de otro grupo, activaron una serie de artefactos en el templo nusairí de Imam Alí bin Abitalib, lo que provocó la muerte y heridas a 40 nusairíes”, expuso la organización usando un término como sinónimo para referirse a los alauíes.

Así, el grupo, que ya reclamó la responsabilidad de un atentado perpetrado en junio pasado en una iglesia de la capital, Damasco, recalcó en un breve mensaje publicado mediante sus canales de propaganda que sus agresiones “seguirán aumentando y apuntarán a todos los infieles y apóstatas”.

Tras el hecho, el ministerio de Relaciones Exteriores sirio reprobó “este cobarde acto criminal” mismo que “constituye un ataque flagrante a los valores humanos y morales”. De igual manera, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), condenó “inequívocamente” el “mortífero embate terrorista”. En rueda de prensa, el vocero de Guterres, Stéphane Dujarric, declaró que “el secretario general reitera que los ataques contra civiles y lugares de culto son inaceptables. Subraya que los responsables deben ser identificados y llevados ante la justicia”.

Dujarric transmitió las condolencias del secretario a los familiares de los fallecidos y aseguró que Guterres “ha tomado nota de que las autoridades sirias han condenado el ataque”.