espués de 15 años, el Partido Republicano logrará su anhelo de anular buena parte de los subsidios diseñados para proteger la salud de la población, conocido como ACA, u Obamacare. A partir del 1º de enero, más de 20 millones de personas que se han beneficiado de los subsidios sufrirán incrementos en sus seguros médicos, que en algunos casos pudieran ser de 100 por ciento.

Fue una lucha cuyo fin parece haber llegado, al menos en la Cámara baja, cuando el liderazgo republicano logró los votos suficientes entre sus legisladores para conseguir lo que la administración de Donald Trump prometió, sin un plan alterno: acabar con el Obamacare. En la votación, todos los legisladores demócratas se opusieron y algunos republicanos, quienes ven con temor una revuelta en su contra por el incremento en el costo de su plan de salud. Una vez más, fue evidente la forma en que el presidente presionó e incluso amenazó a los legisladores de su propio partido. Les advirtió que personalmente se encargaría de destruir su candidatura en las elecciones primarias republicanas.

Se espera que cuando la propuesta llegue al Senado, todos los demócratas voten en contra, al igual que lo hicieron sus compañeros en la Cámara baja. Por los republicanos, a pesar de las presiones de la Casa Blanca existe la posibilidad de que un número suficiente se sumen a los demócratas y de esa manera evitar que se apruebe la destrucción del ACA.

La destrucción del plan de salud tendría como consecuencia inmediata que millones de personas se queden sin seguro médico. Para los pacientes con tratamientos a padecimientos graves, incluyendo diálisis por problemas renales y alivios a los de cáncer en varias fases de avance, esta política probablemente resultaría fatal.

Esto sucede en el país más rico y poderoso del orbe, donde la desigualdad económica y social cumpliría una función que no soñó ni el más recalcitrante ideólogo de la derecha.

Última nota: el miércoles, en cadena nacional, Trump ofreció un panorama de la bonanza económica de la nación. Tal vez fue una equivocación, ya que a juzgar por más de un comentarista debió haberse trasmitido en el canal Comedy Central o Fanstasy World. Para colmo, ordenó incorporar su nombre al Kennedy Memorial Center for the Performing Arts. Cuando la vocera oficial se refirió a eso, remató diciendo que Donald Trump y John F. Kennedy harán un buen equipo para el futuro de la institución (sic).