Jueves 18 de diciembre de 2025, p. 5
Alas de mariposa, cabello humano, obsidiana y cascarón de huevo son parte de la variedad de materiales presentes en La Petite Morte, exposición de Gabriel de la Mora que explora dos décadas de trabajo del artista mexicano y se presenta en el Museo Jumex.
“Estaba interesado en mostrar la obra de Gabriel desde un ángulo más erótico, más sensual y, más allá de eso, explorar un poco los impulsos, el inconsciente presente en ella. Hay un nivel de belleza en su trabajo que es muy directo: la manufactura de las piezas es impecable”, dijo Tobias Ostrander, curador de la muestra.
“Al mismo tiempo, esta fue una oportunidad para proponer preguntas, para abrir dudas sobre lo que hay detrás, sobre qué tipo de obsesiones sostienen la obra”, agregó.
El título de la exposición lo tomó de un eufemismo francés para referirse al orgasmo y el sentimiento de abandono que puede provocar el placer físico.
“Sin dar respuestas, me interesa tocar temas como la muerte, el erotismo, y, en particular, buscar confundir o mezclar el placer estético con el placer erótico en la experiencia educativa”, añadió.
El montaje, constituido por cerca de 90 piezas que se exhiben en la Galería 3 del recinto, está organizado en seis secciones temáticas: Cuerpos, Borradura, Calor, El filo del deseo, Tacto y Placer del espectador, donde cada obra se relaciona con la temática a partir de su manufactura, referencias simbólicas o presencia física.
Resaltan piezas como 1951-G.M-25-1993 (2007), un retrato del padre del artista realizado con hilos de cabello humano, un método de dibujo que el artista utilizó ampliamente durante la primera parte de su carrera.
Para realizar esta pieza y otra llamada Memoria I, se incluyen 17 reproducciones de resina de los cráneos de los miembros vivos de su familia, su pareja, una hermana pequeña que murió al nacer y su padre; tuvo que exhumar los cadáveres de estos dos últimos.
“De la Mora exhuma el cuerpo de su padre para recuperar cabello, con el cual dibuja el retrato. El dibujo con cabello humano es de sus series más emblemáticas”, dijo la mediadora de sala Fernanda Flores, del equipo de educación del museo.
Sobresalen también 467,685 (2020), que incluye cáscara de huevo de color verde azulado pálido o blanco puro, y 86,054 (2021), compuesta por fragmentos de obsidiana. Se trata de monocromos texturizados a gran escala, compuestos con miles de fragmentos.
Mariposas muertas y plumas de gallinas de Guinea
Entre las obras resaltan aquellas que pertenecen a la serie elaborada con alas de mariposa. Cortadas en cuadrados o rectángulos, el artista utiliza los patrones naturales para crear sus composiciones pictóricas, como 100 II Ca. Eu. (2025), realizada con alas de Caligo eurilochus, donde explora la iridiscencia de la especie.
“El artista trabaja con ejemplares que provienen de criaderos, pero no las matan; esperan la muerte natural de los animales para tomarlas y crear collages. De la Mora cree que la pintura no se debe limitar al óleo o al acrílico, sino que se debe experimentar con la naturaleza misma”, agregó Flores.
Merece una mención especial la instalación mural B-55 izq./ 55 der. (2016), compuesta por telas enmarcadas de 55 pares de altavoces antiguos, donde cada uno de ellos muestra las marcas creadas por el sonido al atravesar la superficie. Es un ejercicio que reflexiona sobre los indicios inusuales del contacto físico como de su ausencia.
De la Mora también tiene piezas elaboradas con plumas de gallina de Guinea sobre cartulina de museo y suelas de zapato de piel desechadas sobre madera.
“El arte de Gabriel no se puede encasillar en un estilo porque trabaja con una variedad de materiales tan amplia, que no lo vemos con frecuencia en otros artistas ni mexicanos ni extranjeros”, agregó Flores.
De la Mora agregó que su proceso creativo está ligado al concepto de que en donde otros ven un final, él observa un comienzo: “El tema de la muerte, tanto en nuestra cultura mexicana como en una visión más universal, está ligado a la idea de que todo en este mundo cumple una función y un servicio. En el momento en que esa función o servicio termina, es el fin.
“A mí me fascina darle la vuelta a las cosas. Todo mi trabajo va en ese sentido: es una secuencia, una serie de repeticiones con variaciones. Así que lo que para muchos significa el final, para mí es siempre un comienzo”, concluyó.
La Petite Morte se exhibirá hasta el 8 de febrero de 2026 en el Museo Jumex, ubicado en Miguel de Cervantes Saavedra 303, colonia Granada, alcaldía Miguel Hidalgo.












