Un taller continuo
n noviembre se cumplieron 30 años de la aparición de Arreola, un taller continuo, libro firmado por Víctor Manuel Pazarín y publicado por Ágata que inmerecidamente, entiendo, no ha tenido sino esa edición. El volumen, de casi 150 páginas en letra algo apretada, está dedicado al taller literario por antonomasia en nuestro país, el que a partir de la segunda mitad del siglo pasado fundara y condujera, con hasta hoy rotundos resultados, el zapotlense llamado Juan José, según Alejandro Aura, “un hombre antorcha…, un sujeto encendido”.
Armado con entrevistas a 20 creadores que en su momento participaron en dicho taller, a más del propio Aura, entre otros Elsa Cross, Vicente Leñero, José Agustín, Elva Macías, Tita Valencia, Federico Campbell y el propio Arreola (quien ubica el nacimiento de ese espacio de formación en el Centro Mexicano de Escritores, de cuya primera generación recuerda a Ramón Xirau y Rubén Bonifaz Nuño –cabe agregar que asimismo la integraron Alí Chumacero, Emilio Carballido y Sergio Magaña–, la obra que comentamos incluye datos, observaciones y anécdotas dignos de consideración.
Entre los primeros, por ejemplo, será sabido, pero no muy sabido, que Carlos Payán, Andrés González Pagés, Carlos Bracho y Antón Arrufat (este último en La Habana) sesionaron con el maestro; entre las segundas que (Guillermo Fernández) “para el poeta de aquellos tiempos no abundaban las oportunidades”. Los jóvenes “no teníamos quien nos orientara”. Estaban los amigos, “pero no los iba uno a atosigar”. Iban “a fiestas, tomábamos la copa y todo eso, parábamos la oreja. Era lo que teníamos que hacer: escuchar, escuchar y escuchar… Era difícil para un poeta [novel] aquel tiempo en México”.
Y entre las terceras que antes de ser presidente Adolfo López Mateos en la XEFO “hizo carrera de locutor, de orador y lector y decidor de poemas” (Arreola), y la que confía José Agustín: su mentor tardó un año en hincarle el diente al original de La tumba, un día de corrido lo leyó y, coincidentemente con el cumpleaños 18 del acapulqueño, le llamó entusiasmado: la novela se publicaría.
El título del libro –informa el prólogo, que enaltece a Arreola como “creador y centro” de “la cultura del taller”– procede de algo que el jalisciense dijo de sí mismo: “soy un taller continuo”.
Víctor Manuel Pazarín (1963-2021) fue poeta, narrador, periodista y coordinador de talleres literarios.












