La autora chilena obtuvo el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz de la FIL
Viernes 5 de diciembre de 2025, p. 4
Guadalajara, Jal., La escritora Fernanda Trías (Montevideo, 1976) recibió la noche del miércoles el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
En su discurso de recepción, la narradora dijo que escribir es, ante todo, buscar la palabra exacta, y “sabemos que la precisión está en el lirismo.
“Trabajar la opacidad, el pliegue en el lenguaje e incluso la lentitud, es hoy un gesto de resistencia contra –siempre contra– ciertas lógicas de nuestra época capitalista que destacan como un valor la prosa económica, efectiva, sin adornos, veloz. Pero la literatura no es la bolsa de valores, ni la gerencia de una empresa”, expresó en su discurso tras recibir el reconocimiento por su novela El monte de las furias.
“Ante estas lógicas que quieren regular la manera en que deberíamos escribir e imaginar, la elaboración poética se convierte en un imperativo. No todo es parafraseable, canjeable, remplazable. No todo llega listo para traducirse al formato televisivo. El lenguaje no es un simple vehículo para contar una historia, así como un río no es un recurso y un bosque no es materia prima. Las palabras traen colgando muchas cosas”, agregó.
Desde que en 1993 se instituyó el premio Sor Juana, Trías es la primera escritora en obtenerlo en dos ocasiones, luego de que también fue galardonada en 2021 por su novela Mugre rosa.
Esta vez centró su discurso en cómo las escritoras se reapropian de los lugares asignados en la literatura y dan al lenguaje una vuelta de tuerca, lo que genera incomprensión y molestia “en aquellos que nos leen arrebujados en la comodidad de sus amplios espacios o columnas de poder.
“Me alegro mucho cada vez que incomoda a las personas correctas. Me reafirma que voy por el buen camino, que es el de abrir mi ruta a golpe de machete, pero un machete cuyo filo es la palabra.”
Afirmó que para ella, como para Sor Juana, siempre se trató de escribir en contra de, porque “el destino de la letra ha sido prohibido para nosotras; incluso, para mí, que nací en el siglo XX.
“Me decían que la escritura no podía ser más que un pasatiempo, como bordar o tocar el piano. Y tal vez porque tuve que dar la vuelta a ese destino es que en mi narrativa aparecen tantas mujeres que escriben, que narran o se narran, intentando entender quiénes son realmente.”
Así, su discurso llegó a la protagonista de su novela, la mujer de la montaña, la montañera, quien lleva a cabo varias transgresiones, entre ellas la de la escritura.
“La llaman despectivamente la montañera. Sin embargo, reapropiarnos de las palabras que otros usan para nombrarnos es una de esas tretas que los débiles ya hace rato hemos aprendido. Resignificar la palabra marica, la palabra travesti, la palabra puta, y también, como en este libro, la palabra loca, la palabra rara.”
También participaron en el acto los integrantes del jurado Patricia Córdova Abundis y Julián Herbert.
“Describir la vida eremita de una mujer, su descarnada visión del erotismo y la irrupción en su escenario de una siniestra violencia humana sirven de fondo a un relato que concilia las genealogías femeninas con la invisibilización del trabajo, la ruina de lo urbano con la añoranza del mundo rural, el gozo de la soledad con la pulsión del deseo”, dijo Córdova acerca del libro.
Herbert afirmó que la novela de Trías le interesó sobremanera por su renuencia a poner el tema en primer plano, ya que “el tema es un aspecto de la forma, no es una contraparte, sino un aspecto de la forma; la literatura contemporánea, creo yo, está abusando demasiado de la reflexión en torno al tema”.












