Cristina Rivera Garza presenta en la FIL Lo roto precede a lo entero: Ciento veinticinco infraensayos
Jueves 4 de diciembre de 2025, p. 3
Guadalajara, Jal., La narradora y ensayista Cristina Rivera Garza afirmó que “mil veces prefiero vivir en un mundo donde una niña de 12 años cree que puede escribir un libro que uno en que cree que es imposible”.
La columnista de La Jornada presentó ayer su más reciente libro Lo roto precede a lo entero: Ciento veinticinco infraensayos, originalmente difundidos en un blog.
Rivera Garza lamentó que la plataforma Blogspot se convirtió en un paraíso del insulto y el odio, cuando al principio era una manera de “producir en colectivo, de leernos, de criticarnos también”. Algunos “bienpensantes” se alarmaron y cuestionaron: “¿en qué época vivimos ahora que hasta una niña de 12 años cree que puede escribir un libro?”
En la charla con la escritora y curadora Irmgard Emmelhainz en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la también poeta recordó que el volumen surgió en un momento de su vida de creatividad “enloquecida” alrededor de 2000 y 2001. De su escritura en Internet se recogieron 125 textos que se publicaron originalmente en inglés y ahora en español por El Colegio Nacional, con la traducción de Marina Azahua.
Antes de iniciar la conferencia, varias personas entre el público leían concentradas el libro. Jóvenes y adultos, hombres y mujeres llegaron a escuchar la presentación de la autora, quien fue recibida con un aplauso sostenido y los gritos de satisfacción por su presencia.
Rivera Garza informó que dejó de escribir su blog, aunque aún pervive en la forma de una “especie de archivo al que regreso de vez en cuando con cierta nostalgia, y como cuando formamos el libro, con la mirada de rescatar algo”.
Y comentó que todavía relaciona las ideas plasmadas en las entradas de su blog como “constitutivas en mi trabajo. A lo mejor en su momento eran nada más un chiste, una visión, una frase suelta, pero con el paso del tiempo los veo como bloques de territorios que se han convertido en argumentos más amplios, en formas discutidas y discutibles también de ejercer la escritura, y me reconozco profundamente en ellas”.
La narradora hizo énfasis en que “no incluí frases o pasajes con los que no me sintiera cercana o que no me sintiera capaz de defender”.
Rivera Garza explicó que los escritos en su sitio están marcadas por “un cierto desorden, una manera de hermanarse al caos, de mantener a la cabeza libre para que se vieran circulando las ideas y dejar ahí esa huella para compartirla con otros”.
Rememoró que en ese tiempo se sentía como si fuera un niño que habían dejado libre en una dulcería: “todo el día quería estar escribiendo todo, cualquier idea que me pasara por la cabeza quería dejarla por escrito, quería dejar registro y regresaba una y otra vez a ese lugar”. Semejante experiencia ha producido, dijo Rivera, dos libros hasta ahora. Para Lo roto precede a lo entero, eligió las entradas más breves en una edición que incluye imágenes.
Rivera Garza recordó que estudió en una escuela de gobierno y por ello reconoció su enorme deuda con la educación pública, a la que “debemos apoyar”.
La autora concluyó: “Leer no es consumir contenidos, es producir una nueva realidad con otro, con otra. Quien lee trae su experiencia y la arroja de manera generosa también sobre el libro y produce otro. Cada uno de ustedes lee un libro distinto. Me ha preocupado e interesado la intriga de lo que pasa con nosotros en esta gran comunión, enriquecida, creativa y muy gozosa, que es la libertad. Y aquí están las notas de alguien que está leyendo continuamente el mundo y se toma esa actividad en serio, pero no tan en serio, también echa relajo con esa posibilidad”.











