Ciudadano provocado por Noroña // Anagramas y calambur // Calderón y el PAN // Partido Aún Nonato
na disculpa a los amigos que me solicitaron que ya dejara en paz al senador Noroña, pero la verdad es que recientes acontecimientos me hacen ver la necesidad de acotar mi ofrecimiento de atender sus razones. Doy por olvidado todo lo que haya sucedido antes del espectáculo circense del recinto legislativo y propongo que en el futuro no habré de referirme a su persona sino cuando el comportamiento del senador me haga imposible no sentirme ciudadanamente provocado. Lo anterior, por supuesto, incluye su ejercicio político y hasta su vida privada cuando él la haga pública y, por supuesto, sus frecuentes actuaciones en los sketches a los que es adicto y que, al “pecar con escándalo”, dañen a la trinchera política de la que ni siquiera reconoce ser oficialmente miembro. No puedo, sin embargo, pasar por alto su último (ojalá fuera en verdad el último) despropósito: intentar dilatar, extender su cargo como presidente del Senado de la República para subirse a uno o varios aviones hasta llegar a Palestina y expresar su solidaridad a los gazatíes que luchan y mueren por su territorio. Esto me parece no sólo un exceso, sino un verdadero latrocinio.
Mis estimados contertulios, ¿saben ustedes a qué palabras se les conoce con el nombre de “anagramas”? Preguntitas como ésta son a las que uno debe responder cuando tiene que brindar ayuda a los hijos o a los nietos. Afortunadamente para estos escabrosos casos no hay en nuestros días nada que se iguale a esta bendición, a este ángel de la guarda que se llama computadora, artilugio mági-co que nos ilustra y salva de nuestra carencia de conocimientos o de nuestro exceso de Alzheimer. Claro que el abuso de este recurso, nos ha ido tornando más lerdos, más abúlicos y reticentes a la inmersión en cualquiera de las ramas del conocimiento de nuestros días. Pues mi computadora me trajo a la memoria las enseñanzas de una de mis maestras iniciales, la reverenda madre Eva, quien, en un abecedario anterior al que ahora usamos, me divirtió mostrándome cómo una palabra o frase cambia de sentido si se trastocan las letras que la conforman. Al resultado de este juguete gramatical se le llama “anagrama”. Pues es precisamente un anagrama la modalidad que la columneta adopta como su título el día de hoy. Entiéndase este gesto como un reconocimiento a la reciente reunión celebrada por el Partido Acción Nacional (si para estas fechas se sigue llamando igual).
El PAN está hablando / está blando el PAN
Me atrevo a pensar que las dos partes de este anagrama se complementan. En la primera, se da testimonio de un hecho cierto: el pasado domingo 19 se reunieron los principales “jerarcos” (así les dicen en mi tierra) del Partido Acción Nacional, en un significativo lugar: el Frontón México. Recinto en el que, en 1939, un grupo de mexicanos: Alonso Lujambio, Miguel Estrada Iturbide, Salvador Abascal, Manuel Herrera y Lasso y el aguerrido luchador Luis Calderón Vega, encabezados por Manuel Gómez Morín, dieron vida a la organización que hoy constituye la segunda fuerza política del país. Para ahorrar futuras preguntas, lo aclaro de una vez. Sí, no tenga dudas, don Luis Calderón es el padre de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, mismo que sufrimos como presidente de la máxima responsabilidad nacional y seis años después de terminar su sexenio, abomina de sus orígenes familiares y políticos y convoca a la formación de otro partido, el que, con la merecida imagen pública de Calderón, seguramente se le denominará como: Partido Aún Nonato. O séase: PAN. (Perdón madre Eva por este intento fallido de calambur).
Oí (pretérito perfecto simple, del verbo oír, y no una aproximación al anagrama: simples perfectos pretéritos). Repito: oí al nuevo presidente del PAN y al ya futuro candidato presidencial, de la segunda fuerza electoral del país. Procuraré las versiones escritas de ambas peroratas y, sobrevivo, intentaré una sencilla, provinciana y octogenaria opinión.











