El mandatario disfruta del esplendor en su encuentro con la realeza en Windsor


Jueves 18 de septiembre de 2025, p. 25
Londres. Miles de personas se manifestaron ayer en el centro de Londres contra la visita del presidente estadunidense, Donald Trump, que llegó antier a Reino Unido para una visita oficial de tres días.
La concentración, organizada por el grupo Stop Trump, fue vigilada por más de mil 600 elementos de las fuerzas de seguridad, indicó la policía.
Algunas de las pancartas de los manifestantes mostraron lemas como “los migrantes son bienvenidos, deporten a Trump”, “no al racismo, no a Trump” o “bombardear niños en Gaza y festejar en Reino Unido”.
Un portavoz de Stop Trump afirmó que la concentración era una oportunidad para mostrar al gobierno y al mundo que “Gran Bretaña rechaza el odio, la división y el autoritarismo”.
“Tuvimos una gran manifestación aquí este fin de semana, muy racista, y queríamos expresarnos”, comentó otra participante, en referencia a la concentración organizada el pasado sábado por la extrema derecha, en la que participaron más de 100 mil personas.
Cuatro personas fueron detenidas antier después de que proyectaron en el castillo de Windsdor imágenes de Trump junto al depredador sexual Jeffrey Epstein, un asunto que podría salir a la luz durante la visita después de que el primer ministro británico, Keir Starmer, destituyó la semana pasada a su embajador en Estados Unidos por sus vínculos con el financista que se suicidó en prisión, en agosto de 2019, según reporte oficial.
Al mismo tiempo, el mandatario estadunidense disfrutó del esplendor de un espectáculo de la realeza británica al ser recibido en Windsor, una residencia real de casi mil años de antigüedad, por los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y los reyes Carlos III y Camila.
Los invitados viajaron al castillo en una procesión de carruajes tirados por caballos, ante filas de soldados, marineros y aviadores. El rey y el presidente conversaron en el Carruaje Estatal Irlandés durante el breve trayecto hacia el patio del castillo.
Ningún presidente estadunidense, ni ningún otro líder mundial, ha tenido el honor de una segunda visita de Estado a Reino Unido. La pompa y el boato son deliberados, destinados a fortalecer los lazos con Trump en un momento en que sus políticas de “Estados Unidos primero” están trastocando los acuerdos comerciales y de seguridad a nivel global. Para el presidente amante del lujo, la recepción involucró 120 caballos y mil 300 soldados.
Un día lleno de ceremonias dará paso al trabajo real, que comenzará hoy, cuando Trump y Starmer sostengan una reunión con mucho en juego para el país anfitrión.
En tanto, se informó que los controladores de tráfico aéreo emitieron un llamado urgente el martes a los pilotos de un vuelo de pasajeros de Spirit Airlines, por la zona de Nueva York, tras ordenar que se alejaran del Air Force One mientras transportaba a Trump y a su esposa Melania a Reino Unido.