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La foto
L

a política sensible y la visualización de las relaciones internacionales es el tema que trata William A. Callahan en un libro publicado en 2020. El asunto se aborda a partir del papel que tienen las imágenes en la política mundial. El argumento sostiene que debe atenderse a lo que hay más allá de los iconos y la ideología y tratar lo que tiene sentido de modo pragmático en la política que se ejerce de modo cotidiano.

La cuestión ahí planteada consiste en desarrollar el entendimiento de lo visual en la política más allá de lo inicialmente visible; comprender mediante el análisis una imagen política para conferirle una interpretación distinta.

La configuración del orden social, así como del orden mundial, se deriva, según Callahan, de una dualidad dinámica establecida entre la visibilidad que se vincula con el significado y la expresión de lo que se ve, situado en el contexto de lo político y de las relaciones internacionales. Se trata, de tal manera, de una especie de lo que se denomina política sensorial.

Sobreabundan las imágenes de políticos en funciones de gobierno. Entre las más interesantes y reveladoras, me parece, están aquellas en las que se dejan ver junto a otros políticos, De esta manera, se exhiben aspectos diversos sobre las relaciones que mantienen y la relevancia de los asuntos que tratan. Éstos pueden situarse en el ámbito de la cooperación y del compromiso, o bien, indicar diferencias o antagonismos de distinta naturaleza. De ahí proviene una fuente de información adicional del significado de las imágenes que están bajo la observación.

Para Callahan, las imágenes y otros medios visuales tienen una función crítica en la política global, y por ello no debe desestimarse. Lo que propone es que cuando vemos un acto político estamos frente a una forma de comunicación no verbal. Pero la política visual, asociada con la comunicación no verbal, no puede darse por sentada. Afirma que debemos mirar la política y las relaciones internacionales en términos de emociones y apariencias.

Lo que se cuestiona es la pretensión de que en el análisis social hay que ser completamente racionales, pues se sostiene que las emociones propician la manipulación y la propaganda. Así pues, la comprensión de los asuntos políticos requiere de una aproximación a nivel tanto emocional como racional; es decir, al mismo nivel en que operan los políticos.

Una foto, entre tantas otras, que podría servir muy bien como referencia, y reveladora de lo que indica esta discusión, es aquella de 1959 donde Richard Nixon, entonces vicepresidente de Estados Unidos, toca con el dedo el pecho de Nikita Kruschev, durante el llamado “Debate en la cocina” celebrado en Moscú, en el que se discutían los méritos del comunismo y del capitalismo. Una escena similar, en un contexto ciertamente muy distinto, ocurrió hace apenas unos días en la reunión entre Trump y Putin en Alaska para tratar la guerra en Ucrania. Ambas pretenden demostrar autoridad. (Pueden verse en https://t.ly/xJ2-y ).

Otra foto muy conocida que sirve de muestra es aquella tomada en Yalta durante la conferencia que el 4 de febrero de 1945 reunió a Roosevelt, Churchill y Stalin para discutir las condiciones del fin de la guerra y el enfrentamiento con Japón. Los tres, sentados y adustos, miran de frente y muy abrigados, con semblantes de incertidumbre y desconfianza. Una imagen muy expresiva sin duda.

Sigamos apenas a Umberto Eco cuando señala como hipótesis que: “Queda establecida una investigación semiótica cuando se supone que todas las formas de comunicación funcionan como emisión de mensajes basados en códigos subyacentes”. Define un código como “un sistema de símbolos que por convención previa está destinado a representar y a transmitir la información desde la fuente al punto de destino”.

Un caso ejemplar de lo que aquí se está planteando ocurrió el pasado 19 de agosto en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en el despacho del presidente Trump, cuando recibió a una comitiva de líderes europeos que acompañó al presidente Zelensky de Ucrania. Vale la pena señalarlos: el canciller alemán Merz, el presidente francés Macron, el primer ministro británico Starmer; Meloni, la primera ministra de Italia; el presidente finlandés Stubb, el secretario general de la OTAN, Rutte, y la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen.

En la foto aparece Trump sentado frente a su escritorio y del otro lado los ocho personajes alineados y atendiendo a lo que les decía. Notable imagen, que seguramente perdurará en la historia de las relaciones internacionales. Indica de modo preciso el sentido de lo que trata Callahan, un caso perfecto de la “visualización de las relaciones internacionales”; una muestra clara de la política sensible. Todos sabemos lo que indica esa escenografía; no es necesario describirlo aquí. Hay que ver las expresiones de los líderes europeos, sobre todo las de Giorgia Meloni y Macron, las que mantuvieron durante toda la reunión, incluso cuando hicieron esperar a la comitiva fuera de la oficina presidencial. Un ejemplo claro de lo expresado por Eco respecto a la semiótica. Las imágenes expresan a las claras autoridad por un lado y pasmo además de disgusto por el otro. No es siquiera necesario saber lo que se estaba diciendo en ese momento; el contexto y el mensaje son suficientemente claros ( https://t.ly/vTazF ).