l surgimiento de la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública propicia interesantes reflexiones. La primera es poner en claro que no hay país en el orbe que no tenga un sistema de inteligencia de acuerdo con sus necesidades y posibilidades.
Coincidente con ello está el señalar que, la comunidad debería participar con su comprensión en tareas de control social. Esto haría mejor el ejercicio de la fuerza pública actuando contra la violencia de manera legal, proporcional y reparadora.
Es acertado de todo país dotarse de ese instrumento esencial de gobierno, la inteligencia; por ello México ha decidido corregir una falla histórica que recurrentemente nos ha generado agudas crisis desde 1968, reconociendo que esa fecha no determina que antes no se hubieran registrado miles.
El control de las nuevas organizaciones está en sus cuerpos legislativos y en la sociedad. Su objetivo es mantener orden, cohesión social y evitar desviaciones que puedan poner en riesgo la estabilidad del plan.
La segunda reflexión es que en el caso mexicano es necesario que con la decisión del gobierno se lance una especie de alerta de que se toman estas medidas como último recurso ante la grave violencia.
Es la aceptación del fracaso que no puede repetirse que en el pasado se contrajo una gobernabilidad convulsiva que como consecuencia nos condujo a extremos de muy bajos registros en materia de derechos humanos lastimando severamente nuestro prestigio internacional.
El esfuerzo anunciado implica la inversión de muchos activos nacionales destinados a hacer valer una ley que produzca paz social y desarrollo sin detrimento a un estado de derecho; será comprendido y aplaudido por aquellos que tienen los auténticos deseos de ser la parte social de la solución.
Con la escasa información disponible puede anticiparse que el sistema sobre la materia es un proyecto mayúsculo, pero que aún con esa definición se advierte un riesgo a prevenir, que confiemos a la concreción el proyecto nuestras esperanzas de imponer un cambio permanente a la situación actual.
Deben identificarse los actores que se pondrán en juego durante el desarrollo del sistema, lo que empezará por definir el objetivo, las metas y programas que establezcan los límites, alcances y características de éste y de ello surgirán: 1) reclutar a mucho personal altamente calificado, experto en gestión de un proyecto que no tiene precedente y que posteriormente se encargará de operarlo. Ese propósito encierra grandes retos de selección, pues la infiltración de estos sistemas por el crimen ha mostrado que está presente aun en los organismos inesperados; 2) tener en cuenta que todas nuestras esperanzas estarán volcadas en que las expectativas se cumplan en plazo que puede ser sumamente difícil de calcular; 3) hacer explícito que a través de muchos años, y más en los últimos 15 meses, han proliferado nuevas dependencias, cargos y responsabilidades a nivel federal y local de manera irregular que han creado un sedimento vicioso que habrá que erradicar y sustituir con personal que aporte grandes activos de altas cualidades que habría que ser garantía.
Es necesaria una renovación generacional con una nueva ideología de eficacia, compromiso, lealtad, honor y honestidad. Intentando ser intérprete de algunas tareas en la gestión del proyecto éstas deberían ser: concebir al organismo como un mando unificado que integra los esfuerzos de las cuatro fuerzas armadas, la Guardia Nacional, policías locales y una amplia participación social.
El cerebro que las operará requiere la más alta tecnología que demanda de un sistema muy desarrollado, normalmente no disponible con métodos tradicionales en el mercado nacional ni en el internacional. La proveeduría del sistema, software y hardware debe de ser negociado de gobierno adquirente a gobierno proveedor, ya que incluye datos de muy alta innovación y peligrosidad para el país.
Determinar una relativa garantía de lealtad en un mundo globalizado será el programa de relaciones internacionales para reforzar los compromisos actuales durante y después del desarrollo del propósito. Es esencial desde los primeros diseños establecer una especie de sociedad, pero ello contrae otro tipo de riesgos que son ineludibles hoy y lo serán mañana. Desde ya y después el adversario acecha, en inteligencia todo es problemático y riesgoso.
Estimar que más que otros proyectos de este debe de ser protegido con certidumbre respecto de su seguridad ante todo tipo de riesgo.
Es del más alto interés nacional el consolidar esta fase de la vida pública nacional con éxito, lo que significa colaborar entre todas las fuerzas de seguridad pública y ganar el respeto de la comunidad nacional. Ello estará asegurado en manos de un cuerpo directivo profesional, fuerte y leal.