
Jueves 3 de julio de 2025, p. 22
Washington. El salvadoreño Kilmar Ábrego García aseguró ayer que sufrió severas golpizas, privación del sueño y tortura sicológica en la prisión de su país de origen a la cual el gobierno de Trump lo envió en marzo pasado, según documentos judiciales.
Indicó que fue pateado y golpeado tan a menudo después de su llegada que al día siguiente tenía moretones y protuberancias visibles por todo el cuerpo. Añadió que él y otras 20 personas fueron obligados a arrodillarse toda la noche y los guardias tundían a cualquiera que cayera.
Ábrego García vivía en Maryland cuando fue deportado por error
y se convirtió en un ejemplo controversial del plan de Trump para combatir la migración no autorizada. Los nuevos detalles sobre su encarcelamiento se añadieron a una demanda contra el gobierno federal que su esposa presentó en el tribunal federal de ese estado después de su deportación.
El gobierno de Trump solicitó a un juez federal en Maryland que desestime la demanda, con el argumento de que ahora es irrelevante
porque el gobierno lo trajo de vuelta a Estados Unidos, como ordenó un tribunal.
En los nuevos documentos judiciales, Ábrego García indicó que los funcionarios de la prisión le expresaron repetidamente que lo transferirían a celdas con pandilleros, los cuales lo despedazarían
. Añadió que vio a otros reos en celdas cercanas agredirse y escuchó gritos durante toda la noche. Su estado de salud se deterioró y perdió más de 13 kilos en las primeras dos semanas allí, agregó.
En 2019, un juez federal de inmigración prohibió que Ábrego García fuera expulsado a El Salvador porque probablemente enfrentaría persecución de pandilleros locales que lo habían aterrorizado a él y a su familia.
Pese a ello, la administración Trump lo envío allí, en desacato de la orden del magistrado, y luego se exculpó utilizando el argumento de que cometieron un error administrativo
. En marzo pasado, Ábrego García fue enviado
a la megaprisión salvadoreña llamada Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).
Ante la creciente presión y una orden de la Suprema Corte, el gobierno lo devolvió este mes a Estados Unidos para que enfrente cargos por tráfico de personas, que sus abogados consideran un mero intento por justificar su deportación errónea.
En ese sentido, una jueza federal en Tennessee acordó esta semana mantenerlo en prisión por temor a que funcionarios estadunidenses de inmigración intenten deportarlo nuevamente. Al respecto, sus defensores indicaron que en un mundo justo, Ábrego no buscaría prolongar su detención
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