Martes 1º de julio de 2025, p. 27
Puebla, Pue., Bajos salarios, jornadas de trabajo de 12 y hasta 40 horas continuas frente al volante, problemas de salud y poca o nula profesionalización, son algunas situaciones a las que se enfrentan a diario los operadores del transporte público y de carga, uno de los oficios con las peores condiciones laborales en el estado de Puebla.
A esta precariedad se suma que muchos carecen de prestaciones de ley y reciben pagos mínimos, como 1.99 pesos por kilómetro, lo que los obliga a recorrer largas distancias para obtener un ingreso suficiente. El salario promedio de un conductor de ruta de transporte público en la entidad oscila entre 8 mil 500 y 13 mil pesos al mes, lo cual depende del derrotero y el concesionario.
El dirigente de la Federación de Transportistas Mexicoamericana de Carga, Pasaje y Turismo (Fetramex), Ángel Navarro, en una entrevista a La Jornada de Oriente reveló que la duración de las jornadas depende de la responsabilidad, carga y ruta asignada, como la Puebla-Culiacán, cuyo trayecto es de 35 horas continuas.
Hasta 40 horas al volante y sin dormir
Esta situación ha llevado a niveles críticos a los choferes del transporte de carga, con hasta 40 horas al volante y sin dormir, lo que aumenta los riesgos de accidentes y daños a la salud física y mental.
Entre las quejas del gremio está que las empresas entregan cargas quemadas
; es decir, con retrasos previos y la exigencia de hacerlas de inmediato, sin considerar el tiempo de traslado ni las condiciones del camino, pues en temporada de lluvias son un peligro por los baches.
Navarro destacó que la infraestructura carretera resulta insuficiente y obsoleta, lo que causa congestión vial y accidentes.
Expuso que los operadores enfrentan penalizaciones económicas severas en los centros de distribución (Cedis), donde por retrasos de apenas minutos pueden descontarles hasta 8 mil pesos. En algunos centros tampoco les permiten bajar del vehículo ni para ir al baño o comer, lo que agrava su desgaste físico y mental.
La falta de paraderos seguros y funcionales impide que los conductores descansen conforme a la norma oficial mexicana 087, que establece un máximo de 14 horas de conducción continua y un descanso mínimo de ocho horas.
Julio César Jimárez, con 43 años de conductor, relató que las jornadas de más de 17 horas son habituales y dormir sólo es posible picando el sueño de ratos
. Dijo que la inseguridad ha obligado a los choferes a viajar en convoy para protegerse. “Ya no hay lugares seguros para decir: ‘me voy a quedar a descansar aquí unas cuatro o cinco horas’”, apuntó.
El agotamiento por no dormir lo suficiente ha llevado a muchos choferes a consumir sustancias conocidas como perico, entre las que destacan Asenlix, Redicres y Ritalin. Según información oficial, estos fármacos contienen estimulantes como clobenzorex o metilfenidato, que actúan sobre el sistema nervioso central, aumentan el estado de alerta y reducen la sensación de fatiga. Su uso prolongado puede provocar insomnio, ansiedad, hipertensión y dependencia. Son de venta controlada, pero los operadores los adquieren sin mayor restricción en farmacias o en cachimbas
, donde los precios van de 200 a 450 pesos por 10 pastillas o cápsulas.
Las cachimbas
son refugios nocturnos en las carreteras para que los operadores descansen, donde pueden comprar perico, café, refrescos, alimentos, gasolina e incluso hay prostitución. Para mantenerse despiertos consumen café y refrescos de cola, pero también peyote, crystal y cocaína.