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Usa las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la enseñanza en bachilleres

Renueva la UNAM la forma de impartir cátedra en los laboratorios

El proyecto consiste en transformar los currículos en los 14 planteles de la ENP y el CCH, explica Leticia Gallegos Cazares

A dos años, 106 aulas de experimentación ya funcionan

 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de julio de 2011, p. 2

Desde hace un par de años, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emprendió la transformación de los laboratorios para la enseñanza de las ciencias en sus planteles de bachillerato, los cuales han innovado la forma de impartir estas disciplinas.

El proyecto, creado por un equipo de investigación del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET), usa como principal herramienta las tecnologías de la información y la comunicación para atraer la atención de los estudiantes y propiciar mayor comprensión y mejores prácticas.

El instrumental clásico de laboratorio se deja a un lado para dar paso a un diseño de trabajo por grupos, en el que el docente monitorea por medio de una computadora las prácticas de cada equipo con la finalidad de señalar aciertos o errores y compartirlos con los educandos.

Profesores del bachillerato de la UNAM señalaron que este proyecto, encargado por el rector José Narro Robles, funciona mejor que las clases que antes se impartían. La enseñanza de la ciencia es fundamental, pues nuestro país tiene un déficit en este sentido.

Leticia Gallegos Cazares, coordinadora del grupo de cognición y didáctica de las ciencias de la UNAM con sede en el CCADET, explicó que la idea del proyecto es mejorar la enseñanza de las ciencias en el bachillerato. Para ello la rectoría solicitó el desarrollo de este proyecto, que consiste en transformar los currículos de los laboratorios de los 14 planteles de educación media superior de la universidad

Fernando Flores Camacho, colaborador del proyecto, señaló que de los 420 laboratorios que hay en las sedes de la Escuela Nacional Preparatoria y del Colegio de Ciencias y Humanidades, en dos años han sido transformados y ya funcionan 106 aulas de experimentación, contemporáneas y modernas, en las que se combina la experimentación con las tecnologías de la información y la comunicación.

Este nuevo tipo de laboratorio está constituido por varios módulos con mesas de trabajo para varios alumnos, en cada espacio hay un monitor y un sensor conectados a una red de cómputo controlada por el docente. En éstas los alumnos pueden hacer simulaciones o responder preguntas (sobre ADN o procesos químicos y de otros) y el sistema los apoya o les da las respuestas.

También permite que los monitores se conecten, por ejemplo, si un grupo acertó o presenta una simulación sobresaliente, todos los jóvenes puedan observarla sin necesidad de moverse de sus lugares.

Los equipos tecnológicos cuentan con Internet y cámaras que permiten además la comunicación entre todos los estudiantes –inclusive de otras escuelas– con el propósito que la práctica sea simultánea, aseveraron los investigadores.

El sistema también tiene capacidad para grabar la prueba y posteriormente realizar una sesión de análisis específico, se puede guardar en una memoria y el profesor puede ver lo que sucede simultáneamente en cada mesa y mandar imágenes o atenciones para cierto tipo de grupo.

Esto en apoyo al desarrollo de actividades de secuencias educativas desarrolladas en el CCADET para que los alumnos tengan mejores procesos de aprendizaje.

El proyecto está protegido por derechos de autor con la finalidad de evitar que en otros sitios se explote o utilice sin darle el crédito o las regalías correspondientes a la UNAM. Es un trabajo que implicó una inversión muy grande en tiempo, dinero y esfuerzo para la universidad.

Profesores y alumnos construyen el conocimiento

Gallegos Cazares precisó: Son laboratorios de tecnología avanzada, pero no sólo eso, sino que permiten que profesores y jóvenes construyan el conocimiento dentro de ellos y que se propicie el aprendizaje, prácticas educativas distintas donde se fomente la creatividad del alumno, se tengan posibilidades de explorar, encontrar representaciones diversas de los fenómenos para eso el apoyo tecnológico y de un trabajo colaborativo que la mayoría de las escuelas hasta este momento no fomenta.

El proyecto también incluye un proceso de transformación de los docentes. Hay cursos para profesores para actualizar en las herramientas tecnológicas con las que cuenta el laboratorio, así como la construcción de una estructura didáctica que incluya esas herramientas pensando en el proceso de aprendizaje de los alumnos, no como algo ajeno, sino que sean apoyo para que los chavos realmente aprendan.

Para las profesoras de biología Carmen Leonor Martínez, del CCH Vallejo, y Silvia López Eslava, de Prepa 5, estos laboratorios son una innovación que les ha permitido mejorar la enseñanza de su disciplina entre los bachilleres. Indicaron que la tecnología no sólo facilita la comprensión y comunicación entre los alumnos, sino que éstos se sienten identificados con esas herramientas, ya que son parte de su vida cotidiana, por lo que las prácticas de laboratorio se vuelven más activas.