Autarquía
n el mundo moderno buscar la autarquía o la autosuficiencia en todo lo que consumimos, sin depender de intercambios con otros países, es una tontería. Producir todos los bienes y servicios que un país requiere lleva a la ineficiencia, a una baja productividad y a costos muy altos. Hay bienes que no se generan en el ámbito local, materias primas que no se consiguen en un territorio determinado, condiciones climáticas que no permiten cultivar todo tipo de frutas y verduras y tecnologías con las cuales no se cuenta para ser competitivos.
Para “volver grande a Estados Unidos”, Trump pretende alcanzar un alto nivel de autosuficiencia y, de ser posible, que su economía no dependa del extranjero. Pero lo único que ha logrado en este segundo periodo gubernamental es romper las cadenas de valor en su país. Todo lo que genera nuestro vecino del norte está vinculado con insumos y materias primas del extranjero, y al cerrar sus fronteras, vuelve los procesos de producción más ineficientes.
Cualquier producto importado con mayores impuestos para tratar de desalentar su consumo genera un costo adicional a los ciudadanos y, a la larga, esto se traduce en inflación, estancamiento y un menor nivel de vida de la población.
Por esta razón, Estados Unidos tiene que mantener sus importaciones, pero ahora sus principales socios comerciales han cambiado. La nación que le vendía más bienes a Estados Unidos era China, ya que tiene costos de producción más bajos y precios muy competitivos en prácticamente todo lo que vende. Al aumentar los aranceles a sus productos, Washington obligó a cambiar de proveedores.
Canadá y México, además de ser vecinos, pagan menos aranceles. En parte porque cerca de 85 por ciento de los bienes y servicios que venden a nuestro vecino del norte están libres de impuestos por el tratado comercial entre los tres países. En estas condiciones, Estados Unidos no logró la autosuficiencia o la autarquía, ni lo logrará, pero sí logró sacar a China del primer lugar en su comercio.
No hay duda de que los principales beneficiarios de la política proteccionista de Estados Unidos son Canadá y principalmente México, porque los bienes y servicios que genera esta última nación son necesarios para la economía estadunidense. Así están las cosas en un mundo cambiante.
