Martes 30 de diciembre de 2025, p. 6
El supercómputo, también conocido como cómputo de alto rendimiento (HPC, por sus siglas en inglés), se refiere al uso de sistemas informáticos capaces de realizar cálculos extremadamente complejos a velocidades muy superiores a las de una computadora convencional.
Las supercomputadoras son máquinas que se utilizan para resolver problemas científicos, industriales y tecnológicos que requieren procesar grandes volúmenes de datos o ejecutar millones de simulaciones en poco tiempo.
La potencia de una supercomputadora se mide en FLOPS. Actualmente, los sistemas más avanzados han superado la exaescala, es decir, pueden realizar más de un trillón de operaciones por segundo. Un escalón abajo se encuentran las máquinas a petaescala, que ejecutan miles de billones de operaciones por segundo.
A diferencia de una computadora personal, una supercomputadora no es un sólo un procesador, sino un conjunto de miles o millones de núcleos de cálculo que trabajan de forma paralela. Estos núcleos pueden ser CPU y GPU conectados por redes de alta velocidad que permiten distribuir tareas de manera eficiente.
El supercómputo es clave para enfrentar problemas de ciencia a gran escala que requieren enormes recursos de cálculo, como la simulación de sistemas de dinámica de fluidos, el desarrollo de modelos climáticos de alta resolución, estudios en energía y medio ambiente, la detección de ondas gravitacionales o el análisis de datos del Gran Colisionador de Hadrones, así como el procesamiento de volúmenes masivos de datos, desde registros globales de sismos, imágenes cerebrales y genómicas hasta información de sensores urbanos, estudios del cielo profundo, simulaciones cosmológicas, metagenómica ambiental y grandes bibliotecas digitales científicas, cuya magnitud hace inviable su análisis sin infraestructura de cómputo de alto rendimiento.











