La ex estrella del cine francés dijo en octubre estar bien // Su partida ayer a los 91 años sacudió al mundo
Lunes 29 de diciembre de 2025, p. 7
“He sido muy feliz, muy rica, muy guapa, muy adulada, muy famosa y muy infeliz”, dijo a una revista francesa cuando cumplió 50 años. “Me han decepcionado muy a menudo. He tenido decepciones realmente terribles en mi vida. Por eso he elegido retirarme, vivir sola”.
Brigitte Bardot, recordada por su seductora belleza como símbolo sexual en los años 50 y 60, ícono de la moda, comprometida activista en defensa de los animales y protagonista irredenta de diversas polémicas, rodó la última de sus 42 películas en 1973. Desencantada con la industria, dijo que el mundo del cine estaba “podrido” y abandonó la vida pública. “Habré dedicado 20 años de mi vida al cine, es suficiente”, dijo entonces en una entrevista televisiva.
Apenas en octubre pasado, la legendaria ex estrella del cine francés, aseguraba, tras haber sido intervenida quirúrgicamente: “estoy bien y no pienso tirar la toalla”, pero ayer la noticia de su fallecimiento a los 91 años sacudió al mundo entero.
Tras décadas alejada de los reflectores, la noticia de su muerte fue anunciada ayer “con inmensa tristeza” por la Fundación Brigitte Bardot, que la definió como “una actriz y cantante de renombre mundial, que eligió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y energía al bienestar animal y a su fundación”. Bardot murió en su casa en el sur de Francia, sin que la fundación proporcionara la causa de su muerte tras indicar que aún no se habían hecho arreglos para los servicios funerarios ni conmemorativos.
En mayo pasado, en una entrevista con la cadena BFM Tv, la mujer convertida en mito, afirmó que vivía como “una granjera”, rodeada de sus animales, y que no tenía “ni móvil ni ordenador”.
Niña tímida y reservada
Brigitte Anne-Marie Bardot nació el 28 de septiembre de 1934, hija de un acaudalado industrial. Niña tímida y reservada, estudió ballet clásico y fue descubierta por un amigo de la familia, quien la puso en la portada de la revista Elle a los 14 años.
En una ocasión Bardot dijo que su infancia había sido “difícil”, y narró que su padre imponía una disciplina muy estricta y a veces la castigaba con un látigo para caballos. Pero fue el productor de cine francés Vadim, con quien se casó en 1952, quien vio su potencial y escribió Y Dios creó a la mujer para exhibir su provocativa sensualidad, un coctel explosivo de inocencia infantil y sexualidad cruda.
Como figura de la moda en un tiempo, se le atribuye la popularización de todo, desde las camisas de rayas y los vestidos de cuadros vichy hasta las bailarinas y el bikini.'
En los últimos años, la actriz que encarnó la liberación de las tradiciones en la Francia de los años 50 causó controversia con sus declaraciones sobre política, migración o el mundo de la caza. Algunas le valieron condenas por difamación. “La libertad es ser uno mismo, incluso cuando incomoda”, escribió en el epílogo de un libro titulado Mon BBcédaire, publicado en Francia en octubre.
Antes de que se hablara de sus posiciones políticas o sociales, B.B., por sus iniciales, era simplemente un mito: la de una mujer liberada de la moral, de la forma de vestir, del amor, de los códigos sexuales.
“Brigitte Bardot, Bardot / Brigittebesó, besó / y dentro del cine / todo el mundo enloqueció” cantaba el brasileño Jorge Veiga en los años 60, una composición a ritmo de samba testigo de la fascinación planetaria por esta mujer de mirada insolente. Era una mujer que “no necesita a nadie”, como ella misma cantaba en el título compuesto por Serge Gainsbourg en 1967.
Muchos consideraron a Bardot como una Marilyn Monroe “à la française”, también rubia y de una belleza impresionante, perseguida por los paparazzi día y noche, y con una tumultuosa vida privada.
Ambas se habían conocido en 1956, pero la intérprete de ¡Viva María! no quiso seguir la estela de Monroe.
A lo largo de su carrera, la parisina fue aclamada por su trabajo con directores pioneros de la nueva ola francesa como Roger Vadim y Jean-Luc Godard. También cantó en varios álbumes, especialmente colaborando con Serge Gainsbourg.
Bardot comenzó su carrera como actriz en 1952, a los 17 años, con apariciones en la comedia Loca de amor y el drama Manina, la chica del bikini. A esta última película se le atribuye haber contribuido a popularizar el estilo del traje de baño revelador.
A finales de los años 50, la rubia actriz era la mejor pagada de Francia. A pesar de las cuantiosas ofertas económicas, nunca se mudó a Hollywood. En cambio, se mantuvo como una estrella del cine europeo, recibiendo elogios generalizados por su actuación en El desprecio, de Godard en 1963. Tras 47 películas, anunció su retirada de la actuación en 1973, a los 39 años, afirmando que buscaba “una forma de salir con elegancia”.
Orígenes burgueses
Nada predestinaba a la joven Brigitte a esa fama: nacida en el seno de una familia burguesa en 1934, era una apasionada de la danza y probó suerte en el modelaje. Se casó con su primer amor, Roger Vadim, quien le confió el papel de Juliette en Y Dios creó a la mujer, con la que se inició la leyenda de sex symbol.
Tras el éxito del filme, Bardot no paró de rodar, desatando pasiones. En 1960, en el apogeo de su gloria, dio a luz a un niño, Nicolas, su único hijo, bajo la mirada inquisitiva de la prensa. Bardot dijo que le faltaba instinto maternal y dejó la crianza del niño en manos de su nuevo esposo, Jacques Charrier.
Culpó a la constante atención de la prensa por su intento de suicidio a los 10 meses del nacimiento de Nicolas. En su autobiografía de 1996, Initiales B.B., comparó su embarazo a “un tumor creciendo dentro de mí” y describió a su esposo Charrier como “temperamental y abusivo”. Después de Vadim y Charrier, se casó con el playboy y millonario alemán Gunter Sachs y luego con el industrial Bernard d’Ormale, cercano al Frente Nacional (el actual RN).
Entró entonces en escena otra Brigitte Bardot, dedicada a la causa animal. El momento clave se produjo durante el rodaje de la que fue su última película, L’histoire très bonne et très joyeuse de Colinot Trousse-Chemise, en 1973. En el filme había una cabra y para evitar que acabara transformada en plato de comida, Bardot la compró y la instaló en su habitación de hotel. Rápidamente se convirtió en defensora de animales salvajes y domésticos.
Hizo campaña contra la tauromaquia, popular en el sur de Francia, contra la caza de elefantes, exigió que los franceses cesaran de comer carne de caballo. En esta segunda etapa de su vida, pasó su tiempo entre su casa de “La Madrague” y otra residencia más discreta, “La Garrigue”, también en el sur de Francia, donde se dedicaba a recoger animales en peligro y gestionaba su fundación, creada en 1986.
“El hombre es un depredador insaciable”, declaró Bardot a Ap en su cumpleaños 73, en 2007. “No me importa mi gloria pasada. Eso no significa nada ante un animal que sufre”.
Su activismo le granjeó el respeto de sus compatriotas y en 1985 fue galardonada con la Legión de Honor, el máximo honor que otorga la nación.
Fue declarada culpable cinco veces en tribunales franceses de incitar al odio racial, en incidentes inspirados por su oposición a la práctica musulmana de sacrificar ovejas durante festividades religiosas anuales como el Eid al Adha.
El matrimonio de Bardot en 1992 con su cuarto esposo, Bernard d’Ormale –ex asesor de Jean-Marie Le Pen, ex líder del Frente Nacional–, contribuyó al cambio en su posición política. Describió a Le Pen, un nacionalista con varias declaraciones de culpabilidad por racismo, como un “hombre encantador e inteligente”.
En 2018, en el apogeo del movimiento #MeToo, Bardot dijo en una entrevista que la mayoría de las actrices que protestaban contra el acoso sexual en el sector cinematográfico eran “hipócritas” y “ridículas” porque muchas se hacían las “coquetas” con los productores para conseguir papeles.
Dijo que ella nunca había sido víctima de acoso sexual y que encontraba “encantador que le dijeran que era hermosa o que tenía un lindo trasero”.












