Opinión
Ver día anteriorDomingo 28 de diciembre de 2025Ediciones anteriores
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Avalancha navideña
C

ada Navidad y cada casa es diferente. Las tradiciones familiares se repiten, se reinventan, se reconstruyen. La Navidad es como las familias, cambia y evoluciona, se transforma con el tiempo, con los años.

Hace unos días pasé de una navidad de tres personas, mi esposa, mi hija y yo, a una de familia extensa, de 17 comensales, donde convivieron tres generaciones, padres, hijos y nietos, además de tíos, primos y otros relacionados política o indirectamente.

Si la navidad pretendía ser “tradicional” con arbolito y nacimiento, las familias ya no eran tradicionales, las había casadas por una, dos o tres leyes, las divorciadas, las arrejuntadas, las recompuestas, la de hijos de dos parejas y la de niños adoptados.

Los preparativos para una mesa de 17 personas fueron complicados, dos mesas juntas y una más pequeña para los jóvenes, tres manteles, dos vajillas y cubiertos de distintos juegos y generaciones, además de copas, vasos, flautas para el champagne y caballitos para el tequila. Ahora comprendo por qué mi abuela decía que la vajilla, debía ser de 24 platos, igual los cubiertos, vasos, copas, etcétera.

Cuando un hijo se casa, pero, sobre todo, cuando llega un nieto, las familias se recomponen y llegan yernos, nueras, suegras y suegros y demás parentela, que la navidad tiene la virtud de conjurar nuevas relaciones, amistades y complicidades, nunca antes pensadas o imaginadas.

La familia extensa, que antes era cosa de todos los días encontrarse con los abuelos, tíos y primos, en el barrio o en el pueblo; ahora se reduce al tiempo navideño u ocasiones muy especiales, para celebrar o despedir. En este caso, llegaron familia de la Ciudad de México, Alemania, Puerto Vallarta y Guadalajara. Las familias de hoy están dispersas por el país y por el mundo.

Pero no llegaron familiares de Perú, Ecuador, Argentina, Chile, Francia y Estados Unidos; no obstante, estuvimos comunicados con todos ellos, asunto que también es una novedad, por la posibilidad de estar en contacto por celular, sin tener que pagar cuentas de teléfono estratosféricas, como en otros tiempos. Hace sólo una década que se popularizó el WhatsApp.

Al respecto, una sobrina de 13 años me vio chateando por el celular y me dijo asombrada ¡es un iPhone 16!, en efecto, me lo habían regalado la navidad pasada. Pero yo no entendía, cómo ella podía identificar las distintas generaciones de iPhone, sólo con verlas por detrás. Ya me explicó, con detalle, que la cámara tenía elementos externos diferente a las generaciones anteriores.

Mi nieto, que va a cumplir dos años, no tuvo muchos regalos, nos habíamos puesto de acuerdo en que no era necesario, ni conveniente, tiene demasiados. Pero, su padrino le regaló algo muy especial, la torre de control de Pop Patrol, (Patrulla de cachorros) que proviene de una caricatura televisiva de moda, para niños menores. La caja era gigante y el aparato era como una torre de control de plástico, de un metro veinte y una avalancha, una pista, donde salía disparada la patrulla a resolver sus pendientes.

El juego espectacular funcionó unas cuantas veces, pero el muñequito del patrullero, fue el premio más cotizado y mi nieto se puso jugar con él, por el suelo y se olvidó del aparato.

Por nuestra parte, le regalamos otra especie de avalancha. Un juguete tradicional mexicano, de Michoacán, que es como una tablita inclinada, por donde baja, saltando o caminando a trompicones, un muñequito de madera, en este caso un changuito. El regalo fue la sensación de la noche para niños y adultos. Lo más impresionante era ver la cara de asombro de mi nieto y cómo se entusiasmaba al ponerlo otra vez a funcionar.

El juguete tradicional mexicano, hecho a mano, de madera u otro material, todavía sigue vigente, pero tiende a desaparecer por la avalancha de juguetes de plástico que nos llegan.

Al respecto, existe tres museos del juguete, que vale la pena ver: el museo La esquina, de juguete tradicional, en San Miguel Allende; el Museo del juguete antiguo mexicano, (Mujan), que tiene de todo y el Museo de Arte de San Antonio, Texas, que alberga la colección de juguete artesanal mexicano de Nelson Rockefeller.

Navidad, Avalancha de sentimientos, recuerdos, nostalgias. Avalancha de regalos, muchos lindos e inútiles, otros por compromiso, pocos llevan impreso el cariño y perduran para siempre.