Domingo 28 de diciembre de 2025, p. 7
Los aportes musicales más grandes no vienen necesariamente de personas obsesionadas con el éxito; basta con ver un caso como el de Suicide, el dúo formado por Martin Rev y Alan Vega en Nueva York en 1970, fue el primero en incluir la palabra punk como descripción en un volante para un concierto, hicieron un tecno deforme sin reglas prestablecidas, fueron los poseedores de una encrucijada sonora que mezcló el futurismo callejero de Rev en los sintetizadores, junto a la evocación fantasmal del cantante Alan Vega.
Rev se presentará en el Club Desconocido, Orizaba 76, Roma Norte, el viernes 6 de febrero para un show íntimo, en lo que será su segunda visita a tierras chilangas.
El concepto de Suicide es en parte opuesto al de Kraftwerk; mientras que los alemanes tomaron la idea del hombre robot y su temática relacionada al desarrollo tecnológico, Suicide combinó una nueva forma musical con el ambiente de una Nueva York quebrada con personajes delirantes y subterráneos, incorporando el peligro y la marginalidad a las texturas y temáticas de sus canciones.
Más que sus pares generacionales, Suicide continuó una línea iniciada por The Velvet Underground: en su debut homónimo de 1976 tienen canciones románticas como Girl o Cheree, rolas de amor meta, que reconocen en su contenido la existencia de siglos poblados de composiciones románticas. También forma parte del disco Frankie Teardrop, un tema de 10 minutos que ocupa la mitad del segundo lado del elepé, contiene gritos perturbadores y trata sobre un trabajador de fábrica que toma su propia vida y la de su familia.
El estilo de Martin Rev fue influenciado por compositores experimentales, improvisadores del jazz y también por sus propias limitaciones técnicas y las de su instrumento. El resultado final dejó a algunos miembros del público fascinados y a la mayoría horrorizados; Alan Vega podía portar una cadena en sus manos mientras se paraba arriba de las mesas, generando la reacción natural de esconderse hasta el fondo del antro.
Un grupo de choque
Cuando tocaron como apertura de grupos más populares, como Elvis Costello, The Cars, o Siouxie & The Banshees, el rechazo aumentó junto al público, pero ni Alan Vega ni Martin Rev retrocedieron ante la presión negativa, más bien parecían devolverla generando un efecto inmediato. La audiencia era sorprendida, no sólo por una intencional carencia de cuerdas, sino también por la ausencia total de baterías percutidas por humanos, en lo que era entendido como un gesto contra las convencionalidades del rock en vivo.
Entre las agrupaciones afines a Suicide podría contarse a Cabaret Voltaire, el grupo formado en Sheffield, Inglaterra en 1973 y liderado por Richard H Kirk, se asemejó a la literatura distópica y posteriormente encajó con las revueltas contra las políticas de Margaret Thacher. Otro dúo de Nueva York con parámetros propios fue Silver Apples, Simeon Coxe y Danny Taylor, cuyos comienzos en 1967 precedieron a la formación de Suicide por tres años.
Su segundo disco, Alan Vega-Martin Rev (1980), está a la altura del primero, aunque no suele considerarse tan icónico. El largo hiato de Suicide hasta su disco de regreso, Way of Life (1988), dio origen a sus carreras solistas, con Vega colaborando con músicos como Alex Chilton, del grupo Big Star y con Rev sacando discos por su cuenta.
El último disco, American Supreme (2002), continuó con su forma asimilando el cambio de tecnología que correspondía a la época. Los comienzos del nuevo milenio encontraron una ola de admiración para Suicide, que se juntaron un último periodo para en festivales como el Primavera Sound, en una etapa de reverencia que abarcó desde músicos de rock hasta nombres destacados del tecno. Sin embargo, lo más importante es que Suicide mantuvo una rectitud en su imprevisibilidad hasta el final.
A más de 50 años de sus comienzos, tal vez la mayor virtud de Suicide sea su capacidad de mantenerse imposibles de calificar: una de las preguntas más habituales que se realizan en Internet sobre ellos es “¿Qué música hacen?”.











