Domingo 21 de diciembre de 2025, p. 6
El viernes 19 diciembre falleció el periodista Ruben Montedónico Rodríguez (Montevideo, Uruguay, 1948), quien durante su vida fue protagonista o cronista de distintos movimientos políticos y sociales de América Latina.
“Siempre fue un luchador incansable, nunca se desvió de sus principios”, dijo Celia, su esposa.
Montedónico, como le llamaban sus compañeros y amigos, estudió dos carreras universitarias, Psicología y Derecho, pero tenía la habilidad de investigar y hablar casi de cualquier tema.
Era un conversador nato, muy alegre, pese a todo lo que le tocó atravesar como militante de organizaciones armadas contra la dictadura militar en Uruguay (1973-1985), y años después, en Nicaragua, antes del exilio en México.
Pese al largo periodo de residencia aquí, fue un eterno nostálgico de su patria y con emoción hablaba de la historia, geografía, política y gastronomía uruguaya.
También sabía mucho de deportes y, por supuesto de fidelidad hacia el Club Atlético Peñarol.
“Era un gran compañero, un muy buen amigo, entrañable; gran editor, experto en geopolítica. El tenía una sólida formación política que le daba para hacer análisis de coyuntura, en especial en medios de comunicación, incluidos los electrónicos”, recordó Andrés Ruiz, quien al igual que Montedónico fueron editores de La Jornada.
Su esposa Celia trae a la memoria no sólo al padre –“sus hijos lo admiran profundamente”–, sino a un aspecto especial de su personalidad que nunca dejó de lado, pese a las adversidades.
“Vivió como le dio la gana; supo vivir, le gustaba la vida. Y yo me siento muy orgullosa de haber compartido con él muchos años; no alcancé a cumplir los 50 (con él), pero casi.”
“En sus ratos libres veía futbol; era un gran futbolero, socio de Peñarol de toda la vida, y leía, porque era una de sus grandes pasiones.
“Todos los libros que había en mi casa, a excepción de los escolares de los muchachos, los leyó. No había uno solo de adorno. Era su pasión; le gustaba comer bien, le gustaba viajar y, por supuesto, como todo mundo lo sabrá, le gustaba hablar.”
Chela, como la conocen sus amigos, recordó también la perenne relación de Ruben con su tierra natal.
“El uruguayo nunca cambia lo que llaman ‘El Paísito’; entonces, pueden estar en cualquier parte del mundo, pero el Paísito es el Paísito.”
Otro aspecto muy grande –destacó– fue el valor que le dio a la amistad; fue muy querido por sus amigos, quienes fueron cercanos hasta el último momento. “Decía que los amigos son la familia que uno escoge.
“Y lo más importante: supo vivir y no todo mundo lo sabe hacer.”












