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Convivir con miles de fanáticos, un reto para vecinos

La Ciudad de los Deportes se quedó sólo en idea, pero dio paso a los espectáculos
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▲ La colonia Del Valle al fondo, el estadio de la Ciudad de los Deportes y la Monumental Plaza de Toros México, tomada alrededor de 1946, cuando fueron inaugurados. Los antiguos negocios se han adaptado a los nuevos comensales ante la desaparición de la fiesta brava.Foto Mexicana Aerofoto, redes sociales y Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de diciembre de 2025, p. 25

La colonia Ciudad de los Deportes, sede del estadio de futbol que lleva su nombre y de la Monumental Plaza de Toros México, fue el lugar donde se gestó un proyecto para impulsar la actividad física en la capital, pero quedó estancado y con el tiempo se convirtió en zona residencial, cuyos vecinos y pequeños empresarios mantienen el reto constante de convivir con miles de fanáticos que abarrotan sus calles cuando hay un partido de futbol o conciertos.

En los años 40 del siglo pasado, el empresario yucateco de origen libanés Neguib Simón Jalife tuvo la idea de crear una metrópolis del deporte dentro del entonces Distrito Federal; fue así que adquirió varios predios en lo que actualmente es avenida Insurgentes y Eje 6 Sur. Allí había ladrilleras que generaron hoyos de varios metros de profundidad, lo que fue aprovechado para edificar el coso taurino, que se construyó a 20 metros por debajo de la superficie, con capacidad para 42 mil personas. A unos metros fue erigido el estadio, que alberga a 36 mil personas.

Jorge González Saad es dueño de la marisquería El Cigala, ubicada frente a la plaza, cuyo tío abuelo fue Neguib Simón; en entrevista, recuerda que el proyecto también incluía la construcción de una pista de hielo en el predio que hoy ocupa la tienda Suburbia.

“Mi abuelo era primo de Neguib y cuando quiso hacer la pista tuvo un altercado con el presidente (Manuel Ávila Camacho) y ya no se completó.”

La falta de recursos llevó al empresario a suspender el proyecto, incluso a vender ambos recintos a la familia Cosío, de origen español, que también es dueña del Frontón México.

Del sueño de Neguib sólo quedó el nombre con el que fue bautizada la colonia, que ahora tiene carácter residencial y se ubica entre las avenidas Insurgentes Sur, Holbein, Circuito Interior Patriotismo y San Antonio, en la alcaldía Benito Juárez. Además, es una de las zonas mejor conectadas, pues cuenta con su propia estación de Metrobús.

Las glorias de la tauromaquia y la música

Con el tiempo, la plaza y el estadio se convirtieron en recintos emblemáticos de la Ciudad de México, pues en la primera actuaron los mejores toreros de varias épocas: Manolete, Belmonte, Silverio Pérez, Eulalio López Zotoluco y Julián López El Juli, entre otros. Una tradición común era ver cuando un matador salía triunfante y recorría las calles de la colonia entre ovaciones y cargado en hombros.

La plaza de toros vio cantar a Vicente Fernández, José José, Luis Miguel y Juan Gabriel, este último también se presentó en el estadio contiguo, donde jugó el Atlante y luego fue casa del Cruz Azul, de ahí que varios años fue llamado “el azul” y hoy es casa del club América. Ahí también hubo un juego de exhibición de la NFL en 1978, se presentó el Dalai Lama, el legendario grupo de rock Gun’s and Roses y hasta el campeón del mundo Lionel Messi en un juego amistoso.

Desde la inauguración de ambos recintos en 1946, quienes llegaron a habitar la colonia se han tenido que acostumbrar a los cientos de eventos masivos que se realizaban al menos una vez por semana, sobre todo cuando era legal la fiesta brava en la capital.

Sin embargo, tras la reforma aprobada a mediados de este año miles de fanáticos de los toros dejaron de acudir, ahora sólo quedan los pequeños restaurantes que tuvieron que cambiar sus menús porque ya no reciben a sus anteriores comensales. Así sucede con la fonda Sol y Sombra, que dejó de vender cortes como rib eye y botas de vino. Ahora ofrece comida corrida.

Jorge González Saad considera que la colonia, que posee un parque propio, aún tiene arraigo comunitario, pese a la aparición de múltiples nuevos edificios habitacionales y negocios como antros, pues la mayoría de sus habitantes son familias viejas que se conocen entre sí.

Sin embargo, se queja amargamente de los pamboleros y fanáticos de conciertos, quienes “solo vienen a beber; ayer lavamos y todo esto (la acera) eran vomitadas, orinadas. La afición viene a ver a quién golpea y a tomar cerveza.

“Desgraciadamente nuestras autoridades no han hecho las cosas como se deben, sólo ponen sus lonas de ‘estamos trabajando’ frente a baches que siguen sin arreglar. Es ridículo. Alguna vez, te estoy hablando de 2007, 2008 era impresionante, bello porque todavía la gente respetaba, ahora la propia policía busca cómo fregarte, entre los viene viene y los revendedores esto se ha vuelto una desgracia”, lamenta el dueño de El Cigala, que ha sido frecuentado por personalidades como el cantante Pablo Montero, el boxeador Humberto La Chiquita González, la conductora Anette Michel y el portero Óscar El Conejo Pérez, entre muchos otros.