Alejandro Pérez-Sáez (1954-2025)
ubo un tiempo en que Astillero se convirtió en el grupo de jazz de mayor proyección y con más seguidores en México. En 1982, el portentoso cuarteto de Sacbé había emigrado a Estados Unidos y, un año después, su privilegiado sitial era ocupado por Astillero, un cuarteto recién formado, con un lenguaje mexicanista contemporáneo y con propuestas acústicas que los alejaba de la tímbrica electrónica de Sacbé y que los identificó hasta su disolución en 2010.
Fueron el baterista Pablo Anguiano y el bajista Alejandro Pérez-Sáez quienes se dieron a la tarea de enlazar colores y aromas de la mexicanidad (lo que ellos asumían entonces como mexicanidad) con las rutas contemporáneas y los vientos del porvenir. Con tales conceptos de fusión bajo el brazo, convocaron a Eduardo Piastro en la guitarra y a Alejandro Campos (ex Sacbé) en los saxos y así nacía Astillero.
Campos y Piastro duran poco tiempo en el grupo y su lugar es ocupado por Marco Antonio Morel (guitarra) y el brasileño Renato Menconi en saxos y flauta. El éxito es rotundo con esta alineación y así recorren el país entero. Un año después (1984) graban un disco en vivo y la leyenda se consolida. Después fue un ir y venir de grandes músicos por sus filas. (Su discografía completa se encuentra en el primer volumen de la Enciclopedia Fonográfica del Jazz en México).
El gran éxito de Astillero se debía a la originalidad de sus propuestas, a la amable belleza de sus trazos y a su poder instrumental, por supuesto; pero en gran medida era también el resultado de su poder de gestión, de la eficiente logística con la que ellos mismos planificaban la producción y la distribución de sus discos, al entramado de sus giras por México y Europa. Todo ello, reforzado por una inagotable capacidad de trabajo. Y al frente de todo ello, la organización y las estrategias de Alejandro Pérez-Sáez.
Pablo y Alejandro fueron siempre la mancuerna artística del proyecto, eso es evidente. Pero el nirvana y la bienaventuranza, donde habitaba Pablo Anguiano, lo abstraían y lo alejaban de los quehaceres mundanos, dejando estas responsabilidades en manos de Alejandro. De hecho, Pablo decidió irse en 2010 a vivir y meditar en el Himalaya. Desde entonces radica en Nepal.
Alejandro Pérez-Sáez nació en la Ciudad de México el 6 de octubre de 1954. Toda su vida se dedicó a la música, las letras y la pedagogía. Fue bajista, guitarrista, compositor, arreglista y cantante (poco antes de Astillero grabó un elepé como solista: Tiempo de Madera). Fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Falleció el 7 de diciembre en Zinacantepec, estado de México, donde radicaba desde hacía dos décadas.
Para una sola síntesis de todas sus actividades profesionales se necesitaría de un libro completo. Seamos breves.Obtuvo la licenciatura en jazz en la Escuela Superior de Música del INBA. A nivel superior, estudió dirección coral, viola y composición en México y España. Entre sus profesores, destacan Francisco Téllez, Rodolfo Halffter, Eduardo Mata y Federico Ibarra, entre muchos otros.
Fue parte de diversas orquestas sinfónicas y de cámara. Fue investigador y escritor de varios libros de texto de música y de historia de la música popular mexicana. Además, desde 2001 era traductor del Fondo de Cultura Económica y de El Colegio de México (traducía un mínimo de dos libros al año).
En 2003 publicábamos: “El pasado 11 de noviembre el grupo Astillero iba a festejar sus 20 años de existencia con un concierto en el Foro Cultural Coyoacanense, pero a sólo tres días del evento Alejandro Pérez-Sáez sufrió un infarto y los planes se vinieron abajo. Afortunadamente, el bajista no sufrió lesiones graves, reaccionó con sorprendente fortaleza (él mismo se fue manejando al hospital para ser atendido) y hoy se encuentra fuera de peligro, convaleciendo en su casa”.
Veinte años después, en 2023 sufrió un accidente y perdió media falange del índice izquierdo, vital para el diapasón, y se retiró del bajo y la guitarra, dedicándose a dirigir la Moebius Eklectic Orchestra, de música contemporánea, y el ensamble femenino Partenias, con alumnas de la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma del estado de México, donde también era profesor de tiempo completo y coordinador general de los Semilleros de Arte.
Unos días antes de su muerte me escribió: “Muy querido Antonio: Qué gran revista. En cierto modo somos parecidos, individuos que no podemos darnos el lujo de jubilarnos, como la mayoría de nuestros contemporáneos. Es nuestra pasión para seguir adelante con proyectos nuevos (lo que nos mantiene vivos y alerta).”
Salud.











