Opinión
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Los depredadores
L

os tres Legatus Augusti pro praetore de Cesar Augustus Trompeis: Rubius Cuator, Vinicius Vanceron y Millernius Fuckus forman las verdaderas escuadras ADM (armas de destrucción masiva).

Queridas, queridos y querides lectores: quisiera enviarles un mensaje optimista de fin de año; se me ocurre un párrafo del gran Sándor Márai:

“Quizás las luces del mundo se apaguen, como esta noche se han apagado en la ciudad; quizás ocurra una catástrofe natural, mayor aún que una guerra, quizás haya madurado algo en el alma de los seres humanos, en el mundo entero, y se esté ya discutiendo y arreglando, a sangre y fuego, todo lo que hay que discutir y arreglar. Hay muchas señales que así lo indican. Es posible que así sea”.

El último encuentro. Lo recordé leyendo el escrito de Giuliano da Empoli –autor de Los ingenieros del caos y la gran novela de no ficción sobre el ascenso de Putin al poder, El mago del Kremlin–, quien se refiere a que en la introducción implícitamente está contenida esta cita.

Moctezuma y Cortés. En esta introducción de su texto La hora de los depredadores (2025), Da Empoli recurre a Moctezuma y su reacción frente a la llegada de los españoles. Decide no decidir, aunque en realidad sí decide, pero mal. Les envía regalos a Hernán Cortés y su pequeño ejército, pero les prohíbe seguir avanzando. Esa es según el autor, la actitud de los líderes políticos de las democracias occidentales hacia el Truhan. Por eso están perdiendo.

El mundo confiscado. Señalaba en una entrega reciente, que Arnaud Orain excelente historiador económico, plantea que el momento actual puede caracterizarse como expansionismo extractivista: “vasta empresa naval territorial que monopoliza activos: tierras, minas, zonas marítimas, pueblos dominados o esclavizados, depósitos y almacenes, cables submarinos y repositorios de datos, conducida por estados nación y consorcios privados con el propósito de generar ingresos rentistas por fuera de la competencia comercial”.

La invasión caribeña. La armada trumpiana aparenta enfrentarse a Maduro y su grupo. En realidad se trata de un mensaje directo y armado en los mares –repito en los mares– contra China, que se ha consolidado como la gran fuerza armada marítima. Venezuela –y también Cuba– podrían volverse para escándalo del mundo civilizado las nuevas Españas, donde las grandes potencias ensayaron sus tácticas y armas en lo que después sería una de las guerras más sangrientas del mundo. Ojalá que no, pero al menos un Legatus anda desde siempre con el dedo en el gatillo.

Perder, perder. Un profesor conservador de la Universidad de Chicago, John Mearsheimer en su artículo “War and International politics” (de acceso libre) sugiere que Trump está impulsando con la guerra económica, diplomática y hasta el momento retórica, no un ejercicio suma cero –alguien gana lo que otro pierde–, sino suma negativa: todos pierden. Lo que esperan los trumpistas es que China pierda más que Estados Unidos. Su propósito es retardar el ascenso chino. ¿Lo están logrando? Quizás, pero no por mucho tiempo. En cambio el costo para Estados Unidos y para Trump empieza a escalar enormemente. La referencia es de Branko Milanovic.

Tres libros a leer. Jean Charbonnier propone desde el centro estratégico Le Grand Continent –impulsado también por Da Empoli– tres textos a leer. Apenas los enlisto para platicarlos el año próximo: Abundance, de Ezkra Klein y Derek Thompson; The Technological Republic, de Alexander C. Karp, cofundador con Peter Thiel del consorcio de supervigilancia Palantir; y Breakneck, de Dan Wang, que presenta un drástico contraste entre el Estados Unidos de los abogados y la China de los ingenieros.

En medio de tanta oscuridad algún rayo luminoso, como imaginaba Bob Dylan. Con todas las restricciones, errores y tic autoritarios, lo mejor que podemos tener en estos momento en México es una presidenta como la doctora Claudia Sheinbaum.