s un hecho que a partir de este diciembre la discusión que definirá la agenda en el Congreso y el Senado de Estados Unidos estará determinada por tres o cuatro temas sobre los que girará la determinación de las elecciones de noviembre próximo y la composición de ambas cámaras legislativas. Uno de ellos es la fórmula mediante la que demócratas y republicanos cuadrarán el círculo de la reforma al sistema de salud; el otro será la discusión sobre la forma en que los partidos promoverán o frenarán una reforma a los distritos electorales; un tercero, el sistema migratorio; y, uno más, cómo llegarán a un acuerdo para aprobar el “hermoso” presupuesto que el presidente les envió para que fuera avalado por cualquier medio.
El sistema de salud, conocido como Obamacare, ha sido la némesis de los republicanos desde el momento en que fue aprobado, hace 15 años. Más de 30 millones de personas se han beneficiado de ese programa que ha crecido con los años, a pesar de los sistemáticos obstáculos que en cada estado han interpuesto los republicanos. De prosperar el intento de los legisladores de ese partido, varios millones perderían el derecho a la salud que el programa garantiza y otros más sufrirían un incremento sustancial en las cuotas y primas que pagan por el acceso a los subsidios del programa. Es evidente que se juegan millones de votos de quienes se verían afectados por la decisión de los legisladores, y seguramente enfrentarán la revuelta de sus electores.
El asunto de la modificación de los distritos con fines electorales se ha convertido en un galimatías que jueces de diferentes niveles han tratado de resolver. Por fin, el asunto llegó a la Suprema Corte, donde la mayoría de los jueces conservadores emitieron un dictamen que dejó la decisión a los estados. En cierta medida favoreció a las asambleas estatales que iniciaron la modificación de los distritos –la mayoría de ellas republicanas–, con el fin de esquilmar votos a los demócratas; de esa forma ganaría distritos en el Colegio Electoral y en última instancia la presidencia de la nación.
Los demócratas respondieron de la misma manera e iniciaron una modificación electoral para responder a los republicanos.
Es muy probable que al final de esta perniciosa maniobra exista un empate entre distritos que uno u otro partido pierda o gane.
La única que perderá será la cada vez más erosionada democracia.
El asunto del cada vez más inhumano y desordenado sistema migratorio está en un impasse. La Secretaría de Seguridad Interna, responsable de ejercer la política migratoria, se ha quedado paulatinamente sin respuestas coherentes para convencer a las organizaciones de derechos humanos, y lo que es más importante para los legisladores, sobre la lógica de su absurda cacería de personas sin documentos. Muchos con derechos para vivir en Estados Unidos, incluidos ciudadanos de ese país que han sido víctimas de las arbitrariedades de los oficiales que ella comanda.
La idea de que la mayoría de los ciudadanos que están de acuerdo con cerrar la llave a la migración indocumentada empieza a tropezar por la forma en que se ha decidido aplicar esa tarea inspirada por Stephen Millar, señor de las tinieblas.
Una vez más, la aprobación del presupuesto será un dolor de cabeza para los líderes en el Congreso y el Senado. Cabe recordar que en octubre de este año el gobierno permaneció cerrado durante 45 días debido a la falta de un acuerdo para aprobar el presupuesto y garantizar los fondos para su funcionamiento. Entre otros, el mayor problema es la oposición de los legisladores republicanos que pretenden suprimir sustancialmente el gasto en salud. De proceder, significaría que millones de estadunidenses sufrirían un aumento sustancial en las primas de seguro o bien quedarían en el desamparo al perderlo.
Próximamente habrá que comentar: la ampliación del Sistema de Seguridad Nacional de Estados Unidos y varios de sus apartados: la redición de la Doctrina Monroe (“América para los americanos”), con medidas e instrumentos específicos para concretarlo; China como preocupación centrada en la inversión y el comercio; la Unión Europea y la contención de Rusia.
Por último, cual será la decisión de la Suprema Corte sobre la legalidad de los aranceles que Trump decidió aplicar en forma por demás arbitraria.












