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Novedades decembrinas
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a comenzó el frenesí que caracteriza el mes de diciembre y los primeros días del próximo año, que la voz popular llama el “puente Guadalupe-Reyes”. El de por sí caótico tráfico empeora, la tensión nerviosa se comienza a incrementar por todos los compromisos que hay que cumplir: las comidas de trabajo, las de los amigos, la familiar, alguna posada, los regalos, las compras para la cena y podría alargar la lista al infinito.

Aquí van algunas sugerencias que pueden alivianar algunas tensiones. Para los obsequios, con un buen libro no hay pierde, o si quiere quedar muy bien con alguien especial, ¿cómo ve una imagen de la entrañable Guadalupana?; puede ser antigua o reciente: un óleo o gráfica de gran calidad.

Con la suerte que en esta temporada ambos los encuentra en el mismo lugar. Hace unos días asistimos a la presentación del libro Para la Navidad del 2025, en el cual participan 131 amigos de Sergio García Ramírez, con textos breves, que nos brindan una imagen muy completa del afamado jurista reconocido nacional e internacionalmente, escritor relevante, maestro universitario y gran amigo.

Él solía mandar cada año en estas fechas un pequeño libro con el título Para las navidades del..., con textos breves que recogían “relatos, ocurrencias, anécdotas y reflexiones…” Falleció hace dos años y ahora sus amigos lo recuerdan en este libro que coordinó amorosamente su compañera de vida Carmen Valles, con su amigo y editor Miguel Ángel Porrúa, en cuya hermosa librería fue el acto.

Nos encontramos con la grata novedad de una exposición-venta de obras de arte sobre la Virgen de Guadalupe. Hay varias magníficas de los siglos XVIII y XIX y otro tanto de contemporáneas de la pintora Carmen Parra, quien desde hace décadas plasma en su arte esta imagen, que creo que a todos los mexicanos, creyentes o no, nos llega al corazón.

Ella recreó todos los altares barrocos de la Catedral y recientemente, en una exposición sobre ángeles en el arte, que organizó el Museo Nacional de Arte (Munal), pudimos deleitarnos con sus arcángeles, santos y vírgenes en el muy particular estilo y colorido que caracteriza su obra, que trae al presente la belleza del barroco mexicano.

En la librería, que ocupa una casona en la calle de Amargura 4, en el bello barrio de San Ángel, también se encuentran varias publicaciones relevantes sobre el tema, como la Carta de García Icazbalceta, la investigación de Ernesto de la Torre Villar, los del maestro Arturo Rocha, entre ellos La llave de Guadalupe y una excelente guía para conocer el conjunto de la Basílica.

Aprovechamos para dar una caminada por el añejo barrio que nos traslada al siglo XVIII, con sus calles empedradas, antiguas mansiones y el templo de San Jacinto. Fue parte de un gran convento que fundaron los dominicos como un centro evangelizador y conserva su enorme atrio arbolado con una gran cruz de exquisito labrado en el que se advierte la mano indígena.

El templo ha sido intervenido en varias ocasiones, sin embargo, aún tiene muchos elementos originales, como las puertas de madera del siglo XVII. El interior luce un retablo barroco churrigueresco y valiosas pinturas virreinales y arte sacro de los siglos XVII y XVIII.

Ya estando en el rumbo, decidimos comer en Zeru, en avenida Revolución 1547, que no conocíamos pero nos lo habían recomendado amigos sanagelinos de buen paladar. Resultó un acierto; es comida ibérica de raíces vascas. Tiene terraza y un interior sobrio y de buen gusto muy acogedor, especialmente en estos días fríos. Hay una amplia oferta de vinos, destacando los españoles.

El chef Israel Aretxiga cuida la calidad y presentación de los platillos que conservan la cocina clásica de la península con algunas innovaciones que los enaltecen.

Les voy a compartir lo que degustamos, que estaba delicioso: la sopa de fideos con garbanzo estilo cocido, el socarrat azafranado de mariscos a las brasas (es la capa tostadita del arroz que queda al final de la cocción que tiene una textura crujiente y un sabor intenso con un aroma a tostado que hace agua la boca). Otras ricuras fueron el besugo del golfo estilo Orio y el solomillo prime con foie, salsa de oporto y setas. De postre compartimos los rollitos de ate con queso, nuez y salsa de maracuyá.