El encanto de los acantilados mediterráneos en Sorrento, Italia
s posible que un viajero mexicano asocie el nombre Sorrento con una marca de calzado; sin embargo, es una pequeña ciudad italiana de poco más de 16 mil habitantes en el sudoeste de ese país, especialmente famosa por sus acantilados al pie del mar que forman un paisaje inconfundible.
Aunque no tiene amplias áreas de arena y playas, Sorrento ha creado una infraestructura interesante con numerosos balnearios y plataformas marítimas con sus acantilados volcánicos que le dan un singular contacto, en contraste con las tranquilas aguas en esta región del mar Mediterráneo.
Por la forma de la bahía, hasta cierto punto está protegida del oleaje, lo cual ha convertido a Sorrento en una zona ideal para practicar la natación, el esnórquel o sólo sentarse a contemplar el paisaje único de esta parte de Italia, cuyo nombre es el golfo Napolitano.
Parte de la infraestructura son las llamadas Marina Grande y Marina Piccola, dos zonas emblemáticas, donde la primera conserva el ambiente pesquero tradicional con restaurantes de mariscos junto al agua en la que el visitante tiene la impresión de consumir productos recién pescados.
La Marina Piccola –pequeña– cuenta con varios clubes de playa en muelles de madera donde el visitante puede disfrutar de un día tranquilo bajo el sol. Todo esto implica un costo adicional. La mayoría de las playas son privadas y rentar una sombrilla y dos tumbonas por un día puede costar entre 20 y 60 euros, incluso más (400 y 1200 pesos mexicanos).
Su centro histórico, de románticas y estrechas calles empedradas, ofrece al visitante una amplia visión de la cultura mediterránea: entre otras se pueden visitar talleres artesanales de marquetería, antiguas iglesias, pequeños palacios y mercados de productos locales y elegantes cafés para disfrutar el típico espresso italiano.
Si algo domina la oferta es la infinidad de productos alrededor del limón amarillo, que se cosecha en huertas locales. El limoncello es el licor regional que se exporta a todo el mundo. La imagen del reluciente limón amarillo se imprime en objetos para el uso cotidiano o papelería.
A unos pasos se encuentra uno de los íconos de Sorrento: el Grand Hotel Excelsior Vittoria, fundado en 1834. Su arquitectura neoclásica, sus bancas pintadas a mano, sus salones decorados con frescos y su terraza suspendida sobre el mar le han otorgado un aura digna de set para una obra cinematográfica.
La administración no escatima en mostrar testimonio fotográfico de las luminarias que ha recibido: personalidades de la talla del músico alemán Richard Wagner, los tenores italianos Enrico Caruso y Luciano Pavarotti, así como la diva del cine Sophia Loren. Recientemente, artistas contemporáneos buscan el mismo encanto mediterráneo que ha cautivado a sus predecesores.
Sorrento se considera una especie de refugio para el arte, el descanso y la inspiración. Un destino donde el glamur histórico y el paisaje se funden para ofrecer una de las experiencias más evocadoras e incomparables del litoral oeste de Italia.











