De metros y formas arraigadas
l metro octosílabo, se sabe, es el más usual en nuestra lengua (seguido, entiendo, por el hexasílabo). En dos entregas dedicadas sobre todo al Bioy versificador destacamos su habilidad en el endecasílabo (“el metro más complejo de la poesía española” al decir de Navarro Tomás), mas despedimos la segunda parte con una nada inhábil cuarteta epigramática contra la “fama” de Macedonio Fernández.
David Huerta resaltó que El Quijote comienza con un octosílabo seguido de un endecasílabo (dactílico por lo demás, no tan frecuente en nuestros versos). “En un lugar de La Mancha, / de cuyo nombre no quiero acordarme…” (Viene luego un sáfico, pero dejemos ese camino).
Es natural, volvamos al inicio, que el “verso de ocho” predomine en la poesía popular española y latinoamericana. En cuanto al “de once”, no obstante su complejidad, muestra una flexibilidad (171 variedades rítmicas) que lo hace sumamente atractivo; puede aventurarse que es el preferido entre los versos de arte mayor (de más de ocho sílabas).
La décima espinela (hay más, pero así Espinel haya hecho sólo diez, es la más socorrida) y el soneto son formas hondamente arraigadas en, respectivamente, la poesía popular y la culta, octosílaba una, endecasílabo el otro.
A manera de ejercicio recomiendo a los poetas que comienzan a atreverse con la métrica y abordar las formas susodichas. El filón, a pesar de lo muy explotado, parece inagotable.
El origen de estas palabras, acaso demasiado técnicas, es un artículo cubano relativo a Jesús Orta Ruiz, un poeta insular en principio reputado como improvisador de décimas (repentista le llamaríamos aquí) que “dio la alta sorpresa” (Virgilio López Lemus): el Indio Naborí, como asimismo se le conocía, “resultó también un maestro del endecasílabo, un valiente armador de sonetos que incluso podía improvisar”, algo, agregaré más bien ociosamente, bastante respetable.
¿Qué me enganchó en la lectura sobre Orta Ruiz? Que de entrada el articulista en modo coloquial afirma: “Cuba es un país sonetero”. Tras tal aserto eso no pude escaparme y (aunque “nuestro” poeta se hizo merecedor al Premio Nacional de Literatura en 1995, aunque goza, no sólo en su país, de una gran popularidad y aunque el 30 de este mes se cumplirán 20 años de su deceso) debí asumir contrito mi desconocimiento, que trataré de compensar un tanto, el espacio se acaba, la próxima semana.












