Miércoles 19 de noviembre de 2025, p. 32
Con la entrada de la temporada de bajas temperaturas en la Ciudad de México, personas en situación de calle buscan cualquier rincón que les permita pasar la noche sin que el frío les cale en la madrugada; otras optan por pernoctar durante la mañana, cuando el sol calienta un poco las banquetas.
Sus camas suelen ser cartones y bolsas de plástico extendidas sobre el pavimento; para cubrirse recurren a cobijas donadas por transeúntes, lonas o telas amarradas a estructuras de puentes peatonales que simulan pequeñas tiendas, y en algunos casos construyen casas precarias con tablas y plásticos.
Miguel Vázquez, de 54 años, relató que ha pernoctado casi una década en distintos puntos de la alcaldía Cuauhtémoc. Sobre la calle República de Uruguay, cerca del primer cuadro capitalino, lleva alrededor de un año asentado.
“Mi vida es estrictamente hacer tiempo, esperar el espacio para sobrevivir del reciclaje y aquí traigo todas mis cobijas, mi equipaje”, comentó mientras mostraba su diablito cargado con seis cobijas donadas y una almohada que lo acompaña todos los días.
Explicó que ante la apertura de negocios en el Centro Histórico, prefiere levantarse temprano y recorrer la colonia Morelos –que abarca una parte de las alcaldías Cuauhtémoc y Venustiano Carranza– para descansar y “sacar el kilo” de PET y latas que vende.
En esa misma zona, cerca de la estación Tepito del Metro, sobre un puente peatonal en avenida Del Trabajo, Pablo Garrido, de 45 años, pasa tres noches a la semana durmiendo ahí. “Tengo una cobijita, es mejor a nada, pero ya después de un rato el frío se pone más pesado, en la madrugada es cuando empieza”, contó.
Apoyo de la GN
En el mismo lugar duermen otras tres personas en tienditas improvisadas con telas y cartón. Él realiza trabajos de albañilería, y aunque en ocasiones los comerciantes que lo contratan le permiten quedarse a dormir en sus puestos, siempre se está moviendo. Agregó que la atención de la Guardia Nacional (GN) suele darse hacia fin de año: “En Navidad llegan con cobijas o te pasan de comer, te alivianan”.
Axel Caballero, joven hondureño, lleva dos meses “en la calle”. Explicó que al llegar a la ciudad “me robaron ropa, teléfono, tenis”, quedando sin nada hasta que militares le regalaron una cobija. Recientemente improvisó un pequeño refugio en el mercado Sonora: “Cada que me da sueño me voy pa’ allá, puse rejas y las tapé con lonas”, detalló.
En el parque recreativo Ramón López Velarde, Óscar López, trabajador de limpia, contó que a diario encuentra mucha gente en situación de calle. “En la noche se pone más peor, está lleno esto”, dijo. Señaló que en el lugar se llegan a congregar hasta 40 personas, quienes se envuelven “como tamal” para resistir el frío.












