Ayuda a los menores a enfrentar un contexto saturado de información y de fake news, destaca experta
Viernes 14 de noviembre de 2025, p. 16
Monterrey, NL., En un mundo tan complejo como el que enfrentamos, el pensamiento crítico permite “no sólo el avance científico, sino el social, pues nos ayuda a conocer cómo sabemos lo que sabemos y enfrentar un contexto saturado de información y de fake news”, afirmó la doctora Digna Couso Lagaron, directora del Departamento de Didáctica de la Matemática y las Ciencias Experimentales de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Destacó que el pensamiento crítico se puede y debe desarrollar en el aula desde los primeros años de edad, pues no requiere de pensamiento académico consolidado.
Agregó que los niños y adolescentes son los más afectados por la sobreinformación, la viralidad (amplificación de mensajes falsos), los sesgos cognitivos –aceptar fácilmente la información que confirma creencias previas– o la posverdad, con la que nuestras emociones y creencias tienen más veracidad que los hechos objetivos en la formación de una opinión.
En una videoconferencia en el contexto del 18 Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE), que se realiza en la Universidad Autónoma de Nuevo León, la experta apuntó que existen metodologías para impulsar en el aula el desarrollo del pensamiento crítico, “el cual no es innato, se debe aprender, desarrollar y poner en práctica para favorecer la reflexión crítica de la realidad informada y con empatía hacia otras formas de pensar”.
Señaló que diversas investigaciones han detectado que la sobrexposición que sufren niños y adolescentes en una sociedad hiperconectada genera ansiedad, pero también presión estética, riesgo de participar en ritos virales peligrosos, tendencia al sesgo y el cultivo de la posfelicidad (creer que existe una felicidad única e igual para todos, casi siempre ligada al consumo), entre otros.
En la conferencia magistral “Educar el pensamiento crítico desde el aula”, señaló que se trata de un “juicio intencional y autorregulado, que implica conceptualizar, analizar, sintetizar y evaluar información”.
Se trata de un proceso, explicó, en el que son centrales nuestras emociones y disposición al diálogo con otras ideas. “Es trabajar para pensar bien; de hacer preguntas significativas que permitan clarificar nuestro punto de vista”.
Y esto, afirmó, se puede lograr en el aula con los alumnos, si se reconoce que el pensamiento crítico se puede desarrollar con preguntas, ejercicios y nuevas dinámicas en el salón de clases.
Sin embargo, reconoció que uno de los retos es desarrollar actividades específicas en cada disciplina para poder generar pensamiento crítico en los niños y adolescentes. Y subrayó que también se requiere que el maestro tenga humildad intelectual, capacidad de cuestionar sus propias creencias y estar abiertos a nuevas visiones del mundo.











