Para sus habitantes, es un orgullo vivir allí
Personajes como Javier Solís, Nahui Ollin y el boxeador El Finito López crecieron en este lugar que ganó la fama por su historia
repositorio/islandora/object/fotografia%3A452362a, redes sociales y Jair Cabrera
Domingo 9 de noviembre de 2025, p. 29
La frase “vaya, vaya, Tacubaya” se quedó como muestra de identidad para los habitantes de esta colonia ubicada al poniente de la ciudad, en la alcaldía Miguel Hidalgo. Por ella se extiende una leyenda urbana de que era una ciudad perdida; sin embargo, para los residentes, el desarrollo de esta zona ha sido importante, pues la aman y respiran.
Tacubaya tiene muchas caras en la historia de la conformación de la Ciudad de México y ha sobrevivido a épocas importantes para el país, como el virreinato y el segundo imperio, cuando se asentaron residencias importantes debido a su altitud y clima.
Diferentes apuntes históricos refieren que el auge fue importante durante la segunda etapa histórica, entre 1864-1867, debido a que el cerro de Chapultepec formaba parte de su jurisdicción. Esto generó que el primer sistema de trenes que conectaban con el centro de la ciudad, fuera una realidad aquí.
Su nombre lo llevó incluso el famoso Plan de Tacubaya, un pronunciamiento con el que el presidente Ignacio Comonfort buscaba desconocer la Constitución de 1857, que se redactó en el Palacio Arzobispal.
“El que no vive Tacubaya no sabe dónde está Tacubaya”, dicen ahora sus residentes con voz orgullosa. Y cómo no sentir altivez, si la historia corre por sus calles: fue tierra natal de personajes como María del Carmen Mondragón Valseca, mejor conocida como Nahui Ollin, pintora y poetisa mexicana que nació y murió en esta colonia.
También, Javier Solís, el rey del bolero ranchero; otro ejemplo más contemporáneo es el campeón del mundo en la división del peso mínimo del box, Ricardo El Finito López, quien no sólo nació aquí, sino que se forjó con la garra, humildad y fiereza en el mítico gimnasio Lupita, ubicado en la calzada Becerra 32. Otro personaje, fue el importante arquitecto Luis Barragán, cuya casa estaba en Tacubaya, por mencionar algunos.
Abarcó lo que ahora son cuatro colonias
Era un pueblo y después se transformó en municipio, durante la época Porfirista; absorbió lo que hoy son las colonias San Pedro de Los Pinos, San Miguel Chapultepec, Escandón y Condesa; durante la Revolución Mexicana en esta zona de la ciudad se realizaron reuniones de conspiración para lo que después se conoció como la Decena Trágica,
“El que es nativo de aquí siempre ha querido mucho a la colonia, porque la verdad siempre ha sido pobre, como Tepito, y ha ido creciendo y desarrollándose. Mucha gente es buena y mucha gente es mala, la verdad, pero aquí todos nos queremos y yo pienso que esta colonia, al menos, se ha desarrollado”, cuenta Santos Anguiano Valdés al recordar cómo era y cómo es su barrio natal.
Con 66 años a cuestas, rememora cuando caminaba por el mercado y veía a la señora Carlota, una dirigente de ese lugar que era querida por los habitantes, que lo lleva a decir: “antes había más ambiente, más humildad, más convivencia, se ha ido perdiendo eso con la modernidad”.
Él no conoció el rastro, que estaba ubicado en la misma calle Becerra, que también vio nacer al intérprete de Payaso.
No todo ha sido abolengo en la colonia, pues en los años 30 y 40 del siglo pasado perdió color, sus habitantes quedaron alejados del centro, además de que les quitaron el río Tacubaya donde muchos se acostumbraban bañar.
A ella llegó la modernidad, se erigieron construcciones importantes como el edificio Ermita o el triángulo de Tacubaya, de arquitectura art déco, ubicado en la avenida Jalisco y que albergó a la famosa zapatería Canadá, cuyo enorme anunció se podía ver sobre la esquina con Patriotismo.
Para esos años, Tacubaya estaba seccionada, había dejado de ser municipalidad y quedaban pocas residencias. Los años 70 fueron artífices de la conectividad con la llegada del Metro y su incorporación a la delegación Miguel Hidalgo.
Hubo cines famosos: el Hipódromo, hoy teatro, o el Ermita.
El mote de ciudad perdida llegaría 10 años después, en los 80, pues albergó a familias marginadas y los jóvenes encontraron en movimientos culturales, el rock urbano y la música punk una salida. Es fundamental para conocer este pedazo de la historia de Tacubaya revisar el archivo fotográfico Federico Gama, también vecino, con su serie Mazahuacholoskatopunk.
Por Tacubaya desfilaron la banda de Los Panchitos y sus rivales Los Buk (Banda Unida Kiss), conocidos popularmente en toda la capital, se escuchaba a El Tri y se dice que a los Sex Pistols.
En conjunto, esta colonia es rica en historia y querida por sus habitantes, quienes piden que no se les estigmatice, ya que “uno que otro es el canijillo, pero aquí está todo tranquilo”.











