Las ventajas de salir del clóset

l cine español abrió las actividades de ayer con Maspalomas, meritoria realización de los vascos José Mari Goenaga y Aitor Arregi. La película abre en las playas de Las Palmas, donde el septuagenario Vicente (José Ramón Soroiz) ejerce libremente su sexualidad gay ligando y fornicando con hombres desconocidos. Uno de esos encuentros le provoca un ataque que le paraliza el brazo y la pierna derechas, y su internamiento en una casa de ancianos, a instancias de su hija Nerea (Nagore Aranburu), a quien había abandonado hace 25 años, cuando decidió salir del clóset.
En ese entorno restrictivo, el anciano vuelve a reprimir su homosexualidad. Incluso rechaza a un auxiliar gay (Kepa Errasti) y lo hace remplazar por una mujer. Sin embargo, la amistad con Xanti (Kandido Uranga), su animoso compañero de cuarto, le revela otros sentimientos. Por primera vez, Vicente descubre que es posible querer a otro hombre sin que medie el deseo sexual.
Aunque la música de la banda sonora insiste en hacerse la sentimental, la película no lo es, sino que se mantiene como una sobria meditación acerca de la necesidad de los seres humanos a ser honestos consigo mismos. Es evidente que Vicente hubiera sido más feliz de haber asumido su condición gay desde cuando quiso pedirle una muñeca a los Reyes Magos. Un sonoro y sostenido aplauso del público recibió Maspalomas al concluir su proyección matutina.
En cambio, la francesa Couture acaba por demostrar las limitaciones de la realizadora Alice Winocour. La narrativa se sitúa en la Semana de la Moda parisina, como lo hizo antes Robert Altman en Caprichos de la moda (1994). La diferencia es que el cineasta estadunidense poseía un gran sentido del humor, cualidad que Winocour desconoce por completo.
La película no es sólo solemne, sino superficial en su mirada a diferentes mujeres involucradas en dicho evento. La principal es la cineasta gringa Maxine Walker (Angelina Jolie), encomendada a hacer un video para la Semana y a quien un médico francés (Vincent Lindon) le informa que posee un agresivo cáncer de mama, cuya mastectomía es inaplazable. Su historia se entreteje con la de una ingenua modelo sudanesa (Anyier Anei) en su primera gran chamba, una maquillista (Ella Rumpf) con ambiciones de ser una escritora y una costurera (Garance Marillier) obligada a trabajar horas extras.
Todos los relatos, salvo el protagonizado por Jolie, son inconsecuentes. Por supuesto, el melodrama planea sobre aquél porque la cineasta, quien atraviesa un divorcio, seduce a un colaborador (Louis Garrel) en una apuesta vital y finalmente acepta el tratamiento médico a pesar de sus consecuencias. Nada aquí es revelador sobre el cáncer, la moda, la costura o cualquiera de los temas abordados.
Por cierto, la participación de Couture en la competencia ha conseguido la primera visita de Jolie al festival de San Sebastián. Claro, la previsible reacción de los medios ha sido un furor pocas veces visto. El chisme, que no el talento, mueve montañas.
X: @walyder