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La actualidad de El Capital y sus tres tomos
P

or eso dijo el comandante Fidel Castro que su prisión junto a sus compañeros fue profundamente fecunda. Se aplicaron, pensaron, estudiaron y, sobre todo, organizadamente, se mentalizaron para ganar. La concentración que les permitió el estudio disciplinado en el lapso de la reclusión los llevó a la conclusión de “salir, llegar y triunfar”, tal y como lo aseguró el líder del grupo. El marxismo ocupó un lugar relevante en la Revolución cubana.

En nuestro caso, también durante el tiempo de reclusión en Lecumberri, tuvimos la oportunidad de estudiar a fondo y de comparar algunas observaciones que se habían venido señalando acerca de las traducciones al español de los tres tomos de El Capital de Carlos Marx. Directamente de una edición en alemán que nos envió un periodista solidario con nuestra causa, el compañero de crujía y amigo entrañable, Rolf Meissner, apoyó en la traducción. El análisis lo llevamos a cabo nosotros tres; un médico, un periodista y escritor, gran camarada, Víctor Rico Galán, y quien escribe, un físico, aspirante a investigador nuclear.

La gran obra de Marx no ha perdido vigencia; desde hace 138 años ha recibido innumerables críticas e intentos de degradarla a nivel de una obra pasada de moda o subversiva, sin verdaderos fundamentos.

La Agencia de Prensa Alemana (DPA), fundada en 1949, publicó en La Jornada el 5 de mayo de 2018, conmemorando el cumpleaños de Marx, un artículo celebrando la importante obra política, económica y, por supuesto, de gran valor social, incluso cultural, de El Capital.

Nos dice el artículo que Marx murió sin conocer el enorme éxito de su libro El Capital, ya que Engels, su amigo y colega que lo acompañó durante la redacción del Manifiesto Comunista, lo encontró muerto en su estudio en Londres y aseguró, en artículos posteriores, que la obra de su camarada trascendería inevitablemente a lo largo de la historia.

Aparentemente, una vez publicado el primer tomo, no ocurrió nada. Tal vez Marx se sintió muy decepcionado. No obstante, la época en que los bancos enfrentaron una severa caída en 2008, El Capital fue un llamado al análisis de lo que es el capitalismo. Incluso, debido a tal evento, los tres tomos se agotaron en innumerables librerías. Recuerdo que un funcionario del gobierno priísta de la época aconsejó desempolvar los libros de marxismo.

El espíritu revolucionario de Marx, uno de los líderes más reconocidos, está reflejado no sólo en El Capital, sin embargo, es en esta obra donde su autor descubre las bases que llevan al conocimiento más amplio sobre el ultrajante disfrazado de progreso que ha sufrido la Humanidad. El capitalismo es la ideología de la usurpación de la riqueza más impune que hemos conocido con mayor claridad.

Diez largos años tuvieron que pasar para que el primer tomo se concluyera. Según relatos del propio autor, para entregar el manuscrito a la editorial Meissner en Hamburgo, tuvo que sobrevivir a una peligrosa tormenta en el mar. Por fin, el libro se publicó el 14 de septiembre de 1867.

Es sorprendente que lo que menos esperaba Marx con su obra era recibir mucho dinero; tal vez “el cochino libro”, como él lo nombró, “no me dará ni siquiera para pagar los cigarrillos que me fumé escribiéndolo”. Es conocido que el hambre, las enfermedades y otras calamidades persiguieron a su esposa y a sus siete hijos a lo largo de su existencia. Nunca recibió el suficiente dinero para lograr una economía estable. Lo que recibía por sus publicaciones no fue suficiente para mantener a su familia. Y, sin embargo, la escasez no demeritó la calidad de su obra.

En 1848, junto a Engels, Marx proclamó el Manifiesto Comunista, en el que describía la lucha de clases entre las masas proletarias y la burguesía. Según ellos, esta batalla iba a terminar con el triunfo del proletariado, desembocando como consecuencia en el comunismo como sistema final de la sociedad mundial.

Después de la muerte de El Moro, los tomos dos y tres de El Capital fueron editados. Marx y su familia vivieron 34 años, más de la mitad de sus vidas, en una especia de cárcel, ya que el exilio londinense así lo parecía. Esa fue, sin duda, una prisión fecunda. Por muchos años vivieron como pudieron a sólo pocos kilómetros de su actual lugar de descanso. Al sepelio de Marx acudieron 11 personas y ante ese pequeño grupo de seguidores, Engels, durante la ceremonia fúnebre, dijo algunas palabras de reconocimiento a su entrañable amigo y compañero de lucha: “¡Su nombre y obra vivirán a través de los siglos!” Y tuvo razón.

Es increíble que después de sólo 12 meses de su fallecimiento, más de 5 mil personas marcharon al cementerio de Highgate. Por supuesto, cientos de policías impidieron el acceso a su tumba. Un siglo después, a la caída del Muro de Berlín y de la desaparición de la comunidad socialista, las oligarquías se han vanagloriado del fracaso del marxismo.

Mentes trasnochadas declararon el fin de la historia y criterios triunfalistas aseguraron que el capitalismo era la única forma de vida posible. Pues no ha sido así; podemos asegurar, hoy más que nunca, que el capitalismo es un fracaso. Marginar y atracar a la clase obrera, depredar los recursos naturales, usurpar fuentes de riqueza, es el camino que el capitalismo ha escogido para ir a la ruina y a su desaparición.

Saludamos al compañero Josafat Hernández, del CIDE y del grupo Foro Petróleo y Nación, por su gran tarea al compartir el seminario El Capital de Marx: Su vigencia y relevancia actual en el siglo XXI.

(Colaboró Ruxi Mendieta)

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