La cubana gana oro al alcanzar 14.94 metros

Viernes 19 de septiembre de 2025, p. a11
Tokio. Leyanis Pérez destronó a Yulimar Rojas como campeona del orbe de salto triple en el Mundial de Atletismo que se disputa en Tokio. La venezolana, quien hace dos días reapareció en las competencias de élite después de una severa lesión en el tendón de Aquiles, no pudo superar a la cubana, quien voló con un salto de 14.94 metros en el Estadio Nacional de Japón para adjudicarse el oro en un podio latino conformado por Thea Lafond, de Dominica (plata), y Rojas (bronce).
“En París 2024 me adelanté un poquito. Las cosas son cuando Dios quiere y no cuando uno desea, no me tocaba. Pero ahora con una medalla de campeona del mundo sí que me veo con aspiraciones al oro olímpico en 2028. Siento una emoción grande por lo que he hecho, estoy muy satisfecha por tener un final de temporada por todo lo alto”, apuntó Pérez.
Para la venezolana, quien posee el récord mundial (15.74) y buscaba su quinto título consecutivo en la justa, la medalla de bronce representó sólo una victoria personal al registrar un salto de 14.76 metros, pero con tintes agridulces en el recinto donde en 2021 se proclamó monarca olímpica.
“He regresado. Hace meses no podía ni caminar, no sabía si iba a volver a un escenario como éste y tener una medalla en el cuello; es un bronce, pero también una victoria personal. Me llevo la lucha, lo trabajé y lo deseé tanto que sólo quiero dar gracias a Dios, a la vida, y a mi Venezuela querida. Nunca me rindo, soy una mujer de retos y estas lágrimas son el compromiso conmigo misma y con el atletismo. Debo estar orgullosa y feliz, aunque ahora sea un poco agridulce”, declaró Rojas.
Por años, la isla caribeña ha sido un semillero de talentos en esta prueba y una potencia tradicional en el atletismo latinoamericano, al grado que Rojas se ha convertido en la mejor de la historia gracias a las enseñanzas del mito cubano Iván Pedroso.
Una figura clave en esa fortaleza es Julio Bécquer Pino, quien actualmente tiene 84 años y es considerado padre de la escuela cubana de saltos.
Bécquer llegó a Moscú en 1964 para cursar durante cinco años estudios de educación física, con especialización en atletismo, y más en concreto en saltos horizontales (saltos largo y triple).
“Como éramos los primeros cubanos allí, en aquellos tiempos en Moscú teníamos privilegios muy grandes, nos daban un trato inmenso. Estábamos allí y fue apoteósico, movió los cimientos del triple salto en el mundo entero. Eso me incitó a profundizar en el trabajo”, recordó a Afp desde Fuengirola, sur de España.
En aquellos años pudo tratar directamente con algunos nombres de la élite de la disciplina, como Viktor Saneyev (tres veces plusmarquista mundial al aire libre y tres veces oro olímpico) y Leonid Shcherbakov, también ex plusmarquista de orbe y plata olímpica en Helsinki 1952.
“La estancia en la Unión Soviética me dio la posibilidad de formarme en todos los sistemas de entrenamientos, de estudiar todo. Al regreso a Cuba, Shcherbakov estaba de técnico allí. Había sido mi profesor y nos rencontramos”, relató Bécquer.
En las cuatro décadas recientes, la presencia cubana en los podios internacionales ha sido frecuente en esta prueba, con figuras como Yoelbi Quesada, Aliecer Urrutia, Yoandri Betanzos, Yamilé Aldama o las dos veces campeona mundial Yargelis Savigne.
En París 2024, tres triplistas nacidos en la isla estuvieron en el mismo podio olímpico: Jordan Díaz, oro para España; Pedro Pablo Pichardo, plata para Portugal, y Andy Díaz, bronce para Italia.
400m en menos de 48 segundos
Sydney McLaughlin-Levrone, de Estados Unidos, se convirtió en la primera mujer en casi 40 años en romper la casi inalcanzable marca de 48 segundos en los 400 metros al conquistar ayer la medalla de oro. Lo sorprendente es que su rival, la dominicana Marileidy Paulino, también logró la hazaña y se quedó con la plata. “No corres algo así sin mujeres increíbles que te empujen a hacerlo”, dijo McLaughlin, quien finalizó con tiempo de 47.78 segundos, seguida por Paulino con 47.98.
Fueron los segundos y terceros registros más rápidos de la historia, apenas por detrás de los 47.60 logrados por Marita Koch –de Alemania Oriental– en 1985, uno de los últimos vestigios restantes de un sistema de dopaje del bloque del Este que fue expuesto décadas después de su finalización.
En tanto, la mexicana Miriam Sánchez finalizó en el lugar 23 general en la prueba de 200 metros.