Miércoles 17 de septiembre de 2025, p. 3
Minutos antes de las 11 de la noche, la Arrrolladora Banda El Limón terminó su actuación y en el Zócalo la gente siguió bailando y tarareando las rolas.
Siguieron los chiflidos, los gritos de fiesta y el Himno Nacional. Era la algarabía contenida de la espera, que terminó pronto, en cuanto las pantallas gigantes enfocaron el cuadro con el rostro de Leona Vicario y, luego, la espigada figura de la presidenta Claudia Sheinbaum acompañada por su esposo, el mazatleco Jesús María Tarriba.
La ceremonia cívica tuvo rostro de mujer, y no sólo por quien la encabezó. Nuevos nombres de mujeres fueron incorporados al repertorio de los “vivas” y Sheinbaum dejó claro su sello al nombrar a doña Josefa Ortiz con sus apellidos de soltera.
Desde el 11 de septiembre, la mandataria había informado sobre los ensayos para la ceremonia, que se expresaron en menos de cinco minutos, los que duró un ritual en el que participaron sólo mujeres, incluyendo las cadetes militares.
La primera presidenta de México hizo un grito sobrio, breve y acorde al relato de los tiempos. Incorporó al listado a mujeres no nombradas, heroínas anónimas, soberanía, libertad y un mínimo homenaje a los maltratados migrantes.
Hidalgo, Morelos y Allende, nombres siempre presentes en la bicentenaria ceremonia, fueron completados con Josefa Ortiz Téllez-Girón, Gertudris Bocanegra y Manuela Molina, La Capitana.
En un comunicado posterior, la Presidencia de la República informó que acompañaron a Sheinbaum la teniente de Policía Militar Jennifer Samantha Torres Jiménez, como abanderada, y una escolta integrada por Samira Michel Delgadillo Chávez, Itzel Sarahí Martínez Tozcano, Karla Paola Guevara Pérez, Andrea Carvajal Audelo y Yetzelany Gallegos Ortiz.
También se dijo que la mandataria vistió un bordado artesanal nahua y que a la ceremonia convocó a 280 mil personas.
Tanto la entrada como la salida de la plaza fueron menos tumultuosas que otros años, los filtros más relajados y, como siempre, el momento posterior al Grito fue un baño de espuma en aerosol.
La plaza estaba llena. La multitud en el Zócalo lanzó vivas con el mismo entusiasmo con que había gritado a todo pulmón –que no cantado– las rolas de la Banda El Limón.
“¡Felipe Calderón!”, gritó un joven, nomás por echar relajo, y le respondieron con mentadas. “¡Viva la 4T!”, siguió otro, que no recibió insultos ni réplicas.
A las 11 con cuatro minutos, la parte esencial de la ceremonia había concluido. La Presidenta agitaba la bandera en el balcón central mientras en el sonido rugía Lucha Reyes.
El cielo se iluminó y todo mundo miró las brillantes luces en el cielo. Abajo, al centro de la plaza, varios jóvenes seguían agitando otras banderas tricolores: las de Palestina, al lado de las mexicanas.