Jueves 11 de septiembre de 2025, p. 23
Tampico, Tamps., Los incentivos son elementales para que las empresas en México reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono, con prohibiciones no se llega a ninguna parte, toda vez que hace falta regulación y créditos de carbono, afirmó Eduardo Piquero, director de MÉXICO2.
En el marco de la quinta edición del México Carbon Forum, Piquero detalló que se necesita canalizar a un sector grande las emisiones de México, como en energía eléctrica, petróleo y gas, pues no se puede dejar de consumir la primera de un momento para otro, ni tener un sustituto de los segundos de inmediato.
El especialista reveló que Yucatán, Colima, Ciudad de México, Morelos, el estado de México, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí Durango, Zacatecas y Tamaulipas, son las 11 entidades que ya tienen un impuesto de gases de efecto invernadero, pero no hay suficientes créditos de carbono.
Detalló que todos los impuestos sobre los gases de efecto invernadero en México –los cuales son aplicados a las emisiones de gases contaminantes como el dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, con el fin de desincentivar su liberación a la atmósfera y fomentar la sostenibilidad– son diferentes.
Además, México tiene aproximadamente unos 400 proyectos de carbono en diferentes etapas de desarrollo, pero, reconoció Piquero, se muestra una enorme concentración sólo en un tipo de proyecto, que es el de manejo forestal, donde se tiene mucho qué hacer.
“Si todos los proyectos de México produjeran los créditos de carbono que dicen que van a producir, en promedio tendríamos un millón 200 mil; es decir, tenemos un mercado, como decimos, corto para el total de la demanda que deberíamos tener en el país”, aseveró.
A su vez, José Luis Samaniego, subsecretario de desarrollo sostenible y economía circular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales informó que México busca alcanzar una meta de una disminución de, por lo menos, 212 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Lo anterior, apoyado por el nuevo dinamismo de la relocalización productiva –el nearshoring–, el dinamismo de los trenes, de las carreteras, de los polos de desarrollo para el bienestar y de las reformas al sector energético. “Tenemos una enorme tarea para materializar la política ambiental y de acción climática en esta administración (de Claudia Sheinbaum)”, admitió.