umud significa perseverancia en árabe, pero también firmeza y resistencia. Me reúno con dos compañeras de la delegación mexicana y veo estas virtudes en sus rostros. Karen es fotógrafa y activista, volvía del Encuentro de Rebeldías y Resistencias en el caracol zapatista de Morelia cuando se enteró que había sido aceptada en la Flotilla. Dolores es profesora del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, en Guadalajara, porta una gorra con la palabra México y por ello es recibida con gritos de ¡Viva México! a su paso por el muelle. Dolores es veterana de la Marcha a Gaza realizada hace poco en Egipto, para Karen es su primera vez. Las voces de las 5 mil personas reunidas en el Moll de la Fusta de Barcelona las anima y las despide. Abordan el barco Huga junto con tripulación de otros países. La estrategia frente a las posibles detenciones israelíes es mezclar las nacionalidades, pero a ellas les ha tocado juntas.
En el puerto no cabe un alma más, la respuesta ciudadana a la convocatoria de acompañar la salida de la Global Sumud Flotilla ha sido un éxito. También han venido autobuses del resto de España y de Europa para despedir a las delegaciones de 44 países, algo más de 300 personas en una veintena de buques a las que se sumarán otras flotillas que saldrán de Italia y Túnez. Uno de los organizadores señala que al final serán 70 barcos y cerca de mil personas las que intenten romper el cerco de Gaza sobre el día 14 o 15 de septiembre.
Después de tres días de preparación sobre cómo responder de manera no violenta a las muy posibles agresiones del gobierno israelí en aguas palestinas o internacionales, las caras de los y las tripulantes transmiten emoción y compromiso. Saben que les espera cualquier cosa, se preparan para ser retenidos y saber cómo exigir sus derechos en el marco internacional. Así que más allá del objetivo de abrir un corredor humanitario y concienciar sobre el genocidio, la flotilla también pretende incomodar a los gobiernos de sus países para que se impliquen en caso de detenciones ilegales o cosas peores.
Hay que recordar que sólo este año ha habido tres intentos de abrir una vía marítima humanitaria y en los tres casos fueron atacados por el gobierno de Netanyahu. El Conscience zarpó de Túnez a finales de abril y fue atacado en mayo con drones israelíes frente a las costas de Malta. El Madleen zarpó de Sicilia el primero de junio con la activista sueca Greta Thunberg y una docena de luchadores a bordo, fue interceptado por Israel en aguas internacionales. Todos los tripulantes fueron deportados. En julio el Handala llegó a sólo 74 kilómetros de Gaza, nuevamente Israel abordó el barco en aguas internacionales y deportó a la tripulación.
Sin embargo, el caso más grave ocurrió en 2010, cuando 10 activistas turcos del Mavi Marmara fueron asesinados por comandos israelíes. La tripulación intentó defenderse con palos, pero fueron repelidos con balas. Nadie ha sido juzgado por este hecho, al igual que los casos de 2025.
Israel mantiene un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo sobre la franja de Gaza desde 2007. Controla todos los puntos de entrada, como dejó claro el intento de romper el cerco por vía terrestre que la Marcha Global a Gaza puso a prueba en junio de este año. En esa ocasión, alrededor de 4 mil personas de 80 países viajaron a El Cairo para llegar a la frontera de Rafah con Gaza. Esa vez fue el gobierno egipcio el que hizo el trabajo sucio a Israel. Algunos participantes denuncian que las fuerzas egipcias utilizaron látigos contra ellos.
Pese a la violenta reacción israelí, estas iniciativas son el mejor intento que la sociedad civil internacional ha podido lograr hasta la fecha. Ante la inacción de los gobiernos internacionales, las pocas opciones que tiene Naciones Unidas para imponer sanciones y la complicidad de Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea, los organizadores de la Global Sumud Flotilla lo tiene claro: si esta flotilla es retenida, vendrás otras.
Greta Thunberg se dirige al público que ha asistido al puerto de Barcelona, hace un llamado para frenar la complicidad y el silencio de Occidente. Los gobiernos, dice, han fallado en lo más elemental, prevenir el genocidio. La activista sueca se ha convertido en un símbolo de las flotillas a Gaza, ha participado en tres.
Liam Cunningham, Sir Davos Seaworth en Juego de Tronos, señala la oportunidad para parar el genocidio; dice que el horror nos ha juntado como una familia, gente con empatía que sufre por otros seres humanos. Pide que los ojos del mundo estén estos días en la flotilla.
La ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau, que participó en una flotilla anterior, agradece la participación de las y los voluntarios, desde la gente que cocinó para las tripulaciones en el cercano municipio de Cardedeu, hasta quienes han preparado los tres días del festival de despedida que concluyen con la partida de la flotilla. Barcelona nunca falla, dice. Y es verdad que la ciudad Condal se ha volcado para apoyar a la organización.
Queda esperar que el Mediterráneo sea benévolo y colabore con buen tiempo. El valor ya lo ponen las y los tripulantes de la flotilla en la que vamos todos.
* Sociólogo