El BdeM, pilar de la economía moderna
La autonomía lo mantiene a salvo de los vaivenes políticos: especialistas
Martes 26 de agosto de 2025, p. 17
En un México que apenas salía de las heridas de la Revolución, el 25 de agosto de 1925 nació el Banco de México (BdeM), una institución que, a lo largo de un siglo, se ha consolidado como el guardián de la estabilidad económica del país. En medio de crisis globales, devaluaciones y presiones políticas, el banco central ha sorteado las tormentas con un timón firme: su autonomía, lograda en 1994, que le permite tomar decisiones técnicas alejadas de intereses políticos.
A un centenario de su nacimiento, expertas consultadas por La Jornada destacan que la institución ha sido clave para la confianza en el peso y en el sistema financiero, además de que ha moldeado la economía mexicana moderna.
Antes de 1925, México era un rompecabezas económico, explica Paulina Anciola, subdirectora de Estudios Económicos Banamex: “Los efectos de la Revolución Mexicana habían dejado un sistema financiero fragmentado y una economía sin rumbo claro”. La inflación galopante, alimentada por billetes no respaldados y la desconfianza hacia las instituciones, conformaba un panorama sombrío, expone.
Por su parte, Érika Pani, historiadora de El Colegio de México, señala: “La creación del Banco de México respondió a la urgencia de ordenar el sistema financiero, unificar la moneda y reactivar el crédito en un país dividido por la guerra”.
Los primeros años no fueron fáciles, recuerda la especialista de Banamex –uno de los pocos bancos que operan desde ese entonces–, dado que la circulación de sus billetes fue limitada y pocos bancos comerciales decidieron asociarse con él; por tanto, enfrentó sublevaciones posrevolucionarias, tensiones con un gobierno ávido de financiamiento y la sombra de la Gran Depresión de 1929.
Además, añade Pani –quien también fue una de las coordinadoras de la revista Otros Diálogos, que dedicó su número de junio a “La economía mexicana antes de la banda central”–, el organismo operaba como banco comercial, otorgando créditos, a veces a políticos en el poder, lo que reflejaba la fragilidad institucional de la época.
“Un Estado relativamente débil con una presencia territorial más bien limitada asumió la tarea de ser regulador en la economía, pero también interventor”. Sin embargo, la emisión de billetes unificados marcó un hito simbólico y práctico. “Todos los mexicanos estamos de acuerdo en que ese papelito vale un peso, cinco o diez. También es una manera de unir al país”, subraya.
Ambas especialistas resaltan que, a lo largo de sus 100 años, el BdeM ha enfrentado crisis que pusieron a prueba su capacidad de respuesta. Desde la Gran Depresión hasta las devaluaciones del siglo XX y la pandemia de 2020, el banco ha sido un ancla para la economía mexicana.
“Su manejo de las reservas internacionales ha permitido proteger la economía frente a fluctuaciones externas, contribuyendo a la estabilidad del tipo de cambio”, afirma Anciola. Esta función se fortaleció con la regulación del sistema financiero, que aseguró su salud y evitó que las crisis se profundizaran.
Por su parte, Pani señala que el instituto no siempre evitó las turbulencias inflacionarias, pero “ha tenido que responder y adaptarse a coyunturas muy distintas”.
Destacaron que la profesionalización del banco, con personal técnico que toma decisiones basadas en datos, ha sido clave para sortear momentos críticos. En este sentido, la crisis de la década de 1980, con inflación de tres dígitos, marcó un punto de inflexión que llevó a un cambio estructural: la autonomía.
En abril de 1994, el BdeM se convirtió en el primer organismo constitucionalmente autónomo de México, un paso que Anciola vincula al contexto global y a la ratificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte: “Se estableció como su único objetivo prioritario la procuración de la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”.
Esta reforma, explica, que prohibió al gobierno obligar al banco a prestarle dinero, lo consolidó como un contrapeso al poder político.
“La autonomía representa un hito crucial para su consolidación como una institución que puede tomar decisiones técnicas y alejadas de intereses políticos”, asegura la especialista de Banamex, y agrega que eso ha reforzado la confianza de los mercados y la sociedad.
Por su parte, la investigadora del Colmex compara la experiencia del BdeM con las presiones que enfrenta la Reserva Federal en Estados Unidos, donde Donald Trump busca influir en las decisiones monetarias:
“En este recorrido histórico, a Trump y a sus allegados no les importa la autonomía del banco central”. En México, la “cultura bancaria” de los funcionarios del BdeM, con personal técnico y comprometido, ha resistido esas tentaciones, lo cual ha consolidando su credibilidad.
Más allá de los indicadores macroeconómicos, resaltan ambas especialistas, el BdeM toca la vida cotidiana de los mexicanos, al influir en el control de la inflación, lo que permite conservar el valor del dinero y el acceso a un sistema financiero estable que facilita el ahorro, el crédito y la inversión.