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Industria de ultraprocesados, poderoso enemigo de la salud

En México, 1 de cada 3 menores padece sobrepeso u obesidad // Las 39 empresas más importantes del ramo alcanzaron tan sólo en 2023 ganancias por 1.5 billones de pesos

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▲ La situación nutricional en el país se ha transformado negativamente desde la década de los 80.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de agosto de 2025, p. 5

La industria de los ultraprocesados –productos que, a partir de técnicas industriales, se modifican para añadir sodio, azúcares y grasas saturadas– “no tiene un compromiso con la salud, sino con el negocio”. Por décadas, “lo que han hecho es debilitar y oponerse a la aplicación de políticas públicas en beneficio de niñas, niños y adolescentes”, coinciden expertos e investigadores de la nutrición infantil.

Su participación en el diseño y aplicación de políticas orientadas a la salud alimentaria y el bienestar nutricional de la población representa, en realidad, un riesgo de conflicto de intereses, alertan al mismo tiempo, las organizaciones Mundial de la Salud y Panamericana de la Salud.

Incluso, los organismos de Naciones Unidas han recomendado establecer mecanismos de blindaje para que empresas del sector “no participen, financien, patrocinen o interfieran en el diseño y evaluación de políticas alimentarias”.

Ante la puesta en marcha en marzo pasado de los nuevos lineamientos que prohíben la venta y publicidad de los productos ultraprocesados en las escuelas; especialistas alertaron que dicha industria busca mecanismos alternativos para “seguir presente” en las escuelas.

Las estrategias, afirman, son diversas: la “donación” de básculas, obsequio de lentes para los alumnos o la promoción de programas deportivos como el Torneo Nacional de Futbol Escolar, que se realizó en todas las primarias públicas del país en el pasado ciclo escolar, así como con el fomento de “programas sociales y de apoyo comunitario”.

El doctor Simón Barquera Cervera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINS) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), advierte que en México una de cada tres niñas, niños y adolescentes enfrentan sobrepeso y obesidad, lo que “en años recientes está muy vinculado al cambio de dieta” en ese sector de la población.

El estudio “Situación nutricional de la población en México durante los últimos 120 años”, elaborado por investigadores del INSP, revela que la alimentación de los mexicanos ha sufrido “transformaciones profundas y radicales”.

A partir de la década de los 80 del siglo XX “se observa una transición alimentaria que da origen a la triple carga de la nutrición: coexistencia de la desnutrición, deficiencia de los micronutrimentos (vitaminas y minerales) y la obesidad y sus comorbilidades”.

Comida chatarra, ganancia para pocos

“Nos enfrentamos a una industria poderosa y millonaria”, coinciden especialistas como Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor; Irais Tapia Quintero, experta en sicología conductual y el propio Barquera.

En el país, las 39 empresas más importantes del ramo, la mayoría multinacionales, se agrupan en el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico). Datos de ese organismo reportan que sus ganancias “alcanzaron, tan sólo en 2023, poco más de un billón y medio de pesos, lo que representa 4 por ciento del producto interno bruto (PIB)”.

Su presencia, afirma ConMéxico, llega al total de los hogares mexicanos, los cuales destinan 34 por ciento de su presupuesto familiar en la compra de sus marcas.

Empresas como Barcel, Bimbo, La Costeña, Grupo Alpura, Danone, Herdez, Lala, Maseca, PepsiCo, Nestlé, Unilever de México, Femsa, e incluso, marcas de juguetes como Mattel, forman parte de este conglomerado que lidera las preferencias de consumo en el país con ocho de cada 10 marcas elegidas por los mexicanos, lo que, aseguran, representa 10 por ciento del PIB de consumo, es decir, el gasto que realizan los hogares en bienes y servicios.

Productos adictivos

La amplia introducción de los ultraprocesados en la dieta de los mexicanos tiene graves consecuencias, advierten los expertos, no sólo por sus altos contenidos de azúcares, sales y grasas trans. Además, apuntan, son “adictivos”.

Barquera Cervera destaca que son productos hiperpalatables, es decir, “tienen sabores muy intensos, lo que genera que cuando los niños prueban fruta o comida como tortilla, frijoles o arroz, pues ya no les gustan.

“Ellos quieren cosas que sepan mucho a sal o azúcar. Esto genera que la comida natural no les resulte sabrosa.”

Advierte que estos artículos también contienen propiedades “muy similares a la adicción, es decir, uno no puede parar de comerlos”. Luego de su ingesta, al poco tiempo se siente nuevamente apetito. Esto genera, explica, que los niños y adolescentes consuman más productos y bebidas azucaradas, y con ello, más calorías.

Enfatiza que la transformación de los hábitos alimenticios requiere no sólo de voluntad, sino de acceso a la información y a la investigación. De lo contrario “la industria va a encontrar la forma de ir neutralizando estas políticas públicas”.

La industria de los ultraprocesados, afirma, sabía desde 2007 que sus productos hacían daño a la salud.

“Se documentó que no hubo ninguna reformulación importante de sus productos hasta 2020, es decir, en 13 años, la industria, que afirmó que podía autorregularse y elaborar productos más sanos, porque no iban a negociar con la salud de los niños, al final no cumplió”.

La diferencia, asegura, es que con el etiquetado de advertencia han tenido que modificar sus productos. “No les quedó de otra. Las reformulaciones no se deben realmente a la voluntad de la industria, sino a que se aplicó una estrategia de política pública”.

Calvillo puntualiza a su vez que la industria siempre intenta “darle vuelta al etiquetado. Ahora están descomponiendo la lactosa, con una enzima denominada lactasa que genera y aumenta el dulzor de los productos lácteos, porque parte de su estrategia es fortalecer una deformación del gusto. Hay una captura del paladar de los niños”.

Escuelas, campo de batalla

Subraya que una de las razones por las cuales les interesa estar en las escuelas, es precisamente por esta deformación de la palatilidad, proceso que inicia a muy temprana edad.

La industria acude a otros endulzantes como la alulosa –sustituto de azúcar– que en México no está dentro de la lista de edulcorantes, por eso los ultraprocesados que la usan no incluyen sellos de advertencia, pero son súper dulces.

Tapia señala que este proceso de aceptación de los productos ultraprocesados comienza desde el hogar, donde se fortalece no sólo la práctica conductual, sino cognitiva. “En casa te están instalando un software de creencias y esquemas de que si comes comida chatarra está bien, te pones contento”.

El poder de esta industria se debe, entre otros factores, a la aceptación y fuerte consumo por gran parte de la población, a la diversificación de sus productos, “pues hay para todos los gustos”, y a la constante participación y cabildeo de las empresas para seguir presentes en varios espacios, coinciden y enfatizan los especialistas.

Un estudio que expone el conflicto continuo entre la equidad en salud y los intereses comerciales, es la serie Determinantes Comerciales de la Salud, publicado en la revista The Lancet en noviembre de 2023.

La investigación, elaborada por Anna B. Gilmore de la Universidad de Bath en Inglaterra, señala que “actores comerciales cada vez más poderosos pueden moldear el sistema político y económico, sus enfoques regulatorios subyacentes y las políticas en su propio interés”.

Por el contrario, los costos del daño causado por la elaboración y consumo de estos productos, son soportados en gran medida por los estados, las familias y las personas afectadas.