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“Necesito hacer cosas que la gente vaya a ver”: Soderbergh

El realizador estadunidense lamenta el fracaso en taquilla de Black Bag, ahora disponible en plataformas

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▲ Fotograma de la cinta Black Bag (Código negro)
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 23 de agosto de 2025, p. 7

“No creo que la gente sepa quién soy”, asegura Steven Soderbergh.

Y quizás tenga razón. Soderbergh ha estado haciendo largometrajes durante más de 35 años, y muy conocidos, pero es discutible si la persona promedio en la calle podría reconocerlo.

Es ganador de cinco Oscar (con 14 nominaciones) y el realizador más joven que ha obtenido una Palma de Oro en la historia del Festival de Cannes (a los 26 años con Sexo, mentiras y video).

En entrevista, resume sobre cómo superó la decepción de taquilla de su brillante nueva película Black Bag (Código negro) y sus temores sobre el futuro, no sólo en lo que respecta a su carrera, sino a Hollywood, así como lo duro que la tienen los nuevos directores que desean proponer un cine de calidad.

Muchos de los directores de su generación (Spike Lee, Quentin Tarantino o los hermanos Coen) ahora son marcas en sí mismos. Soderbergh, con su currícula llena de toques de la cultura pop, tangentes extrañas y fracasos admirables, es más bien un signo de interrogación. Sexo, mentiras y video, Magic Mike, Ocean’s Eleven, Out of Sight o Tráfico se conocen, pero el hombre detrás de ellas probablemente no.

Ha sido un favorito de los Oscar al ser premiado por Tráfico y Erin Brockovich, pero también ha sido un experimentalista renegado presentando Mosaic, misterio de asesinato protagonizado por Sharon Stone, que fue lanzado como una aplicación móvil interactiva en 2017, y Behind the Candelabra, que fue el anuncio de que sería su última película en 2013…, pero desde entonces dirigió 11 más.

Pese a rebelarse contra las expectativas, es realista. “En la práctica”, afirma, “si haces muchas películas que la gente no ve, no puedes hacer tantas. Y ahora mismo necesito pensar en qué haré en el futuro. No me interesa trabajar en cintas que, si surgen en una conversación, la gente diga: ‘¿Se estrenó?’”.

Soderbergh está editando The Christophers, comedia negra sobre la falsificación de arte. Se estrenará a finales de este año, lo que la convierte en su tercer filme presentado en 12 meses. Presence, historia de terror de una casa embrujada filmada desde los ojos de un fantasma, llegó en enero, y Black Bag, thriller de espionaje con Cate Blanchett, se estrenó en marzo. Una carrera tan ajetreada normalmente sería motivo de celebración, pero Soderbergh hoy está un poco abatido.

Filmes para adultos

Pese a las excelentes críticas, Black Bag se desplomó en taquilla y Soderbergh admite que tiene el corazón roto. “Este es el tipo de película con la que he forjado mi carrera”, explica. “Y si una producción de presupuesto medio, con estrellas, no consigue que la gente mayor de 25 años vaya a la sala, no es bueno para el cine.

Hoy, Soderbergh promueve el lanzamiento en video de Black Bag (disponible bajo demanda), no sólo porque cree en ella, sino porque los datos demuestran que la mayor parte de sus ingresos se generarán fuera de los cines. “Todos en Focus Features (la distribuidora) me han asegurado que generará beneficios”, afirma, “pero en definitiva, necesitamos encontrar la manera de cultivar este público para películas que no sean espectáculos fantásticos ni cintas de terror de bajo presupuesto”. Suspira. “Son filmes para adultos, y esas no pueden desaparecer así como así”.

Black Bag es su mejor trabajo en años. Es un thriller tenso y retorcido en el que Cate Blanchett y Michael Fassbender interpretan a unos espías casados, uno de los cuales podría ser un traidor involucrado en el robo de un peligroso dispositivo de malware.

Dicho esto, Soderbergh ya ha estado aquí antes. Sexo, mentiras y video, se hizo por poco más de un millón de dólares, pero sus secuelas, la poco convencional película biográfica Kafka y el relato de mayoría de edad King of the Hill, fueron bombas, y Soderbergh pasó gran parte de los años 90 en picada. Describe The Underneath, un confuso thriller de 1995 protagonizado por Peter Gallagher, como una “llamada de atención”. La película fue contada tradicionalmente y dirigida anónimamente y “muerta al llegar”.

En el futuro, enfatizaría ediciones elegantes, interiores fríos y estructuras poco convencionales, aunque disfrazadas por la presencia de estrellas de cine. Out of Sight (Un romance peligroso, 1998) lo trajo a la superficie. Fue protagonizada por George Clooney y Jennifer Lopez como un ladrón y una investigadora enredados en un juego romántico. Ganó la suficiente reputación de la industria como para devolverlo a la cima.

Su carrera posterior fue creativa, aunque no siempre comercial, e incluyó algunos grandes éxitos de taquilla: la aguda y brutal película sobre el asesino a sueldo de Terence Stamp, The Limey (1999); la historia de narcotráfico con un elenco coral, Tráfico (2000); el alegre drama legal Erin Brockovich (2000), que le valió un Oscar a Julia Roberts; Ocean’s Eleven (2001); su elegante remake de Solaris de Andrei Tarkovsky (2002), y la polémica y autorreferencial película de aventuras Ocean’s Twelve (2004).

Pocas de ellas, piensa, existirían en la actualidad. “Hoy no se haría Erin Brockovichal igual que Tráfico. Esta ventana de oportunidad para los cineastas es cada vez más pequeña”.

Cine de género

Desde principios de la década de 2010, Soderbergh ha trabajado en el cine de género, tras una mala experiencia en una película biográfica de dos partes y casi tres horas sobre el Che Guevara, protagonizada por Benicio del Toro. “Me curó de querer hacer cualquier cosa que se pudiera etiquetar como ‘importante’”.

Posteriormente, dirigió Magic Mike (2012), inspirada en el breve tiempo que Channing Tatum trabajó como stripper, junto con la profética película sobre la pandemia Contagio (2011), el thriller sensacionalista Efectos Secundarios (2013) y la comedia efervescente Logan Lucky (2017). “Las películas de género son el mejor y más eficiente sistema para transmitir cualquier idea, porque el público llega y dice: ‘Voy a ver una comedia, una de terror o una de suspenso’, y puedes incluir, por debajo de la superficie, todo lo que realmente te interesa. Todos ganan.”

Sin embargo, esto se ha vuelto más complicado. Varios de sus proyectos recientes como No Sudden Move han pasado desapercibidos; otros quizás no se sepa que existen, como Let Them All Talk, comedia punzante sobre una novelista (Meryl Streep), que aunque fue de HBO, no se estrenó en todos lados. “Pagaron mucho dinero por una película que no está disponible en un mercado que parece hecho a medida para verla”, dice exasperado. “No me parece un buen modelo de negocio”.

Su esperanza, al menos con Black Bag, es que la gente la descubra con el tiempo. “He hecho muchas cosas que no ven cuando se estrenan. Ahora, incluso, les gusta Ocean’s Twelve. Rápidamente fue vista con buenos ojos y se le impregnó de las cualidades de ser un éxito cuando en realidad no lo fue”, recuerda. “Así que quizá dentro de dos años la gente diga: ‘¡Oh, Black Bag, eso fue un éxito’”.

Soderbergh siempre ha tenido un sano cinismo en lo que respecta a la industria cinematográfica, y a menudo ha hablado de abandonar el cine por completo, incluso después de volver a dirigir tras su breve casi retiro. “Tengo mucho en qué pensar”, declara en voz baja. “Creo que The Christophers va a estar bien, pero después de eso... no puedo hacer otra película cuyo público objetivo sea el mismo que el de Black Bag”.

Exclama que no está enfadado, que el trabajo de un artista es adaptarse, pero que se ha sentido desestabilizado. “No necesito más credibilidad independiente. Necesito hacer cosas que la gente vaya a ver”.

La cinta Black Bag está disponible en plataformas.

© The Independent

Traducción: Juan José Olivares