Ingreso universal
a pobreza siempre es relativa, depende con qué se la compare. Si a México lo comparamos con Burundi, Sudán del Sur o Malawi, parecería que vivimos en la abundancia; en cambio, si lo comparamos con Luxemburgo, Suiza o Irlanda vivimos en medio de la pobreza.
Al estudiar la evolución de los ingresos de los mexicanos a lo largo de la historia, la pobreza tiende a bajar. De acuerdo con los resultados presentados por el Inegi en su Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares y en la Medición de la Pobreza Multidimensional, en menos de 10 años, 8.3 millones de personas superaron la pobreza y de ese total, 2.1 millones salieron de la pobreza extrema.
Hay dudas sobre algunas variables contempladas, porque cambió la metodología. Antes, la encuesta la realizaba el Coneval, ya desaparecido, y ahora la lleva a cabo el Inegi. Un dato concreto que genera suspicacia es la caída del número de indigentes en la Ciudad de México, de más de 6 mil a mil 124 personas. ¿Se murieron, se fueron a otros estados, mejoraron su nivel de vida? No se sabe. Pero independientemente de temas como el señalado, la pobreza tiende a bajar, al pasar de 46.8 millones a 38.5 millones de personas en pocos años.
El elemento de mayor impacto en el aumento del ingreso es el incremento real del salario. Otro tema relevante es el de las transferencias gubernamentales. Los apoyos directos permitieron salir de la pobreza a más de 3 por ciento de la población y, en general, mejoraron el nivel de vida de la gente pobre.
Hay programas que van desde el nacimiento hasta la muerte. El objetivo es contar con un ingreso base para todos. Los recursos entregados varían según la edad, el género, la condición social, la entidad federativa, pero tienden a generalizarse.
¿De dónde salen los recursos? Del pago de impuestos y de la creciente deuda pública, lo cual genera riesgos. Pero su impacto es relevante en la lucha contra la pobreza y también para los negocios, porque el dinero se utiliza en la compra de casi cualquier bien o servicio.
Siempre es mejor que la gente decida en qué gasta su dinero a que sea el gobierno el que a través de la entrega de bienes y servicios decida lo que cada persona debe consumir.