… de alimentación del pueblo para el pueblo mexicano
o hay una semana que perder, es un llamado urgente para todos los mexicanos del interior y del exterior de la República. La unión hace la fuerza y la solidaridad construye una sociedad viable y perdurable. Desde los productores del campo hasta los consumidores citadinos y, en un futuro, para la exportación de excedentes, la Presidenta de la República debe poner a discusión, planificar y terminar por decretar consensuadamente para llevarla a cabo:
La producción de una alimentación sana para el pueblo mexicano, desde los productores del campos hasta los consumidores citadinos y, en un futuro, para la exportación.
La utilización de las tierras disponibles, pero con métodos de recuperación de suelos para la producción saludable en cada vez mayor superficie y con mayores rendimientos.
Pleno empleo para los productores que, según los métodos tradicionales probadamente saludables y preservadores de la calidad de los suelos y las aguas, lo reinserten en sectores del campo mexicano.
Respeto de la organización endémica del trabajo, aprendiendo a estimar sus costumbres en vez de tratar de introducir otros patrones productivos, con la consigna de que ese pasado que nos brindó alimentos de excelente calidad, se recupere y deseche la adaptación al productivismo a base de tecnologías extranjeras a nuestra tradición probadamente productiva.
Nombrar un aparato legal que, de acuerdo con la legislación nacional, asegure la disponibilidad legal de la tierra, decrete o adquiera para y en favor de los productores directos y sus familias, comunidades productivas.
Prever en lo posible una legislación virtuosa sobre el trabajo infantil y adolescente, justo y remunerado, sin por ello desautorizar las costumbres centenarias del trabajo familiar como parte de la formación de las nuevas generaciones.
Reforzar los servicios educativos nacionales en las comunidades campesinas, llevando el conocimiento que reivindique y explique científicamente la evolución tecnológica de las sociedades prehispánicas, eliminando el discurso de la superioridad europea en la ciencia agrícola y gastronómica.
Reconocer a las organizaciones campesinas consensuadas y, si acaso, introducir patrones democráticos en concordancia con las leyes nacionales.
Apoyar la difusión de la siembra de los policultivos entre aprendices citadinos e interesados en el tema. Exactamente lo opuesto de apoyar la difusión de métodos “modernos y capitalistas” con el argumento de su productividad mercantil, denunciando la baja de calidad en pro de la máxima productividad.
Promover el regreso de los migrantes a sus núcleos familiares y comunitarios, previniendo que su regreso no sirva para la introducción y preeminencia de la pretendida superioridad de la ciencia occidental productivista y mercantilista, como superior a la producción tradicional de calidad.
Invitar a campesinos de otras partes de América Latina y especialmente de la parte mesoamericana y andina, para hacer intercambios de experiencias sobre los policultivos que sobreviven y los que podrían adaptarse en nuestros distintos ecosistemas.
Obtener recursos económicos y apoyos legales de los gobiernos mediante un argumento de peso definitivo: parar la migración y la desgracia de millones de personas que, al abandonar sus países, los debilitan económica y poblacionalmente, al tiempo que los migrantes se exponen hasta la muerte y, si sobreviven en los destinos, se degradan culturalmente, mientras su envío de recursos monetarios sólo alimenta la expansión del mercado capitalista de comestibles, en tanto sus familiares, en vez de producir alimentos, compran chatarra comestible, enferman y mueren pronto.
Todo esto sólo podría llevarse a cabo con una actitud respetuosa hacia los campesinos y no por una lluvia de intenciones exógenas. Por ende, habría que preguntar a los campesinos, y sobre todo a los que aún hablan lenguas originarias, sobre este proyecto que reviste dos aspectos:
a) Una revolución de las conciencias en los actores directos mediante la revalorización de su pasado y sus posibilidades futuras, sin paternalismos ni discursos prepotentes.
b) Una acción colectiva de los no campesinos, con autocensura para los arranques de supremacía de cualquier índole, pero no por ello dejar de exponer algunas ventajas de la modernidad en el trabajo campesino, sin imponer criterios. Por ejemplo, el uso de contenedores climatizados para el resguardo de cosechas de consumo familiar, o de stocks para el mercado regional o la construcción de edificios en puntos claves para llevar los excedentes destinados al mercado interno nacional o el mercado internacional, así como otras técnicas de almacenamiento, transporte y entrega fuera del área de producción y cosecha…, etcétera.